Margarita Quiroz

La introducción al país de la aplicación móvil Uber – en 2015- fue recibida con bombos platillos por usuarios del transporte, pues en principio, el factor rentabilidad, sumado a la flexibilidad de obtener un trabajo de medio tiempo, e implementación de novedosas herramientas tecnológicas se configuraron como los atractivos mayores.
Esta modalidad de transporte que, sí ha dado muchos resultados económicos en 300 ciudades de 60 países, motivó a muchos dominicanos, en muy poco tiempo, a preferirla. Algunos, como una opción de entrada económica y otros, la mayoría, como medio para movilizarse de un lugar a otro.
Ahí comenzó la guerra de intereses, las compañías de taxis instaladas desde décadas en el país libraron una lucha mediática por preservar su terreno, pero Uber las desplazó.
Tres años después de la llegada de Uber al país el escenario de nuevo cambia. Como se dice en buen dominicano: “las cosas siempre comienzan bien… pero la dañan”. Las quejas de los usuarios llueven y muchos han tomado la decisión de dejar de montarse en la novedad para volver a usar el sistema de taxi tradicional.
¿A quién se le acusa de tener la culpa? Para muchos usuarios de Uber, los conductores que ofrecen este servicio han violado las reglas internacionales por las que se rige la compañía, en su lugar imperan unas series de prácticas engañosas que van en perjuicio del bolsillo del cliente y de la propia empresa.
Es importante destacar que en Uber todos los pagos se realizan con tarjeta de crédito o débito desde la misma aplicación –no con verifone-; los lugares recorridos quedan registrados; la plataforma funciona previo registro y los usuarios pueden calificar el servicio recibido. Pese a conocer las reglas, el conductor en ocasiones opta por pedirle al pasajero que le pague en efectivo. El pago con tarjeta implica que el conductor debe esperar varios días para que le reembolsen su dinero y el propósito es obtenerlo de inmediato.
Otra de las maniobras implementadas por los taxistas de Uber es que acostumbran a tomar la ruta más larga para que así la factura se incremente y, genere más dinero.
La veterana periodista Rosario Tifá fue objeto recientemente de este engaño. Relata que su hija le solicitó un Uber, desde su residencia, en el sector Renacimiento, hasta el hotel Lina y le cobraron 500 pesos.
“Yo salí a las 5:15 de casa y llegué al hotel a las 7:35. El conductor era jovencito tomó un tremendo tapón y al llegar a la Máximo Gómez pasó como un jet frente al hotel, cuando creí que doblaría donde estaba el Consulado de Estados Unidos, dio una vuelta por el Palacio de la Policía y cuando finalmente llegamos me cobró 500 pesos, yo no vuelvo a usar Uber, prefiero llamar un taxi tradicional”, dijo.
Un caso parecido le pasó a Rosalina Mora, empleada pública, quien dice que un día estaba lloviendo mucho y tenía su carro dañado por lo que decidió llamar a un Uber, desde la Tiradentes a la Privada le cobraron 470 pesos.
¡Cuidado con las cancelaciones! Las cancelaciones se han convertido en una de las formas más lucrativas para estos conductores. La metodología es la siguiente: se llama a un Uber, si el conductor se toma más del tiempo acordado puede ser que el cliente se desespere y decida cancelar, ¡cuidado!, por cada cancelación el usuario tiene que pagar 70 pesos, lo cual es debitado inmediatamente de la tarjeta de crédito que tiene inscrita.
Esta opción se ha convertido en una de las modalidades más ejecutadas por los conductores, las quejas de clientes no se hacen esperar; dicen que pese a visualizar el vehículo cerca, a través del teléfono celular, conductores se dan a la tarea de informar no encontrar la dirección y entre ese ínterin el cliente o él cancela y los beneficios económicos son para este último.
Capturas de pantalla. Uber recomienda a sus usuarios verificar su teléfono para consultar tarifa. Esta es una advertencia a considerar, pues muchos conductores se han dado a la tarea de mostrar al cliente una captura de pantalla con el supuesto monto a pagar. Además, otros, como bien se queja Carmen Ramírez, cobran en dólares.
Y qué de las dinámicas. Otro detalle que debe tomar muy en cuenta el usuario, a fin de defender sus chelitos, es la hora en que solicita el servicio, pues en algunos horarios el sistema está dinámico, ésto quiere decir: que hay mucha demanda y, de aceptar el servicio, se corre un riesgo asegurado de pagar una factura mayor, por lo general, estas oscilan entre 150 a 200 pesos, en caso de no estar dinámica.
Conductores extranjeros. Los extranjeros en el país, en la mayoría venezolanos y colombianos, han visto en esta plataforma una rápida vía de conseguir empleo, pero a juicio de usuarios, estos deben aprender primero a conocer la ciudad, esta debilidad, impide a quien solicite el servicio llegar a tiempo y, por ende, debe pagar más.