María Fals
La autora es crítica de arte
Uno de los estilos más complejos de la historia del arte en cuento a su análisis formal y conceptual es el manierismo. Para algunos es una prolongación del Renacimiento, para otros es una ruptura provocada por las condiciones histórico-sociales de la época en que se gestó, la de mediados del siglo XVI.
En ese período Italia fue objeto de guerras de conquista y saqueo por parte de Francia y España en Roma, Milán, Nápoles, Sicilia y otras regiones. La independencia de diferentes reinos y gobiernos de la península itálica se perdió paulatinamente. Europa se debatía entre el catolicismo y el naciente protestantismo. La inestabilidad política y la confusión eran así el caldo de cultivo para un nuevo arte, reflejo de esa realidad.
Es así como surge el manierismo, un término estilístico que originalmente significaba imitación de la obra de los grandes maestros renacentistas y que luego fue sinónimo de un arte subjetivo, inestable, sinuoso, cargado de idealizaciones y de virtuosismo, que en cierta manera estaba anunciando la pronta llegada de un nuevo estilo: el Barroco.
Mucho de los grandes maestros del Renacimiento, como es el caso de Miguel Ángel Buonarroti evolucionaron hacia el manierismo. Un ejemplo proverbial su arquitectura es la Escalera de la Biblioteca Laurenciana, terminada en 1557 y realizada en Florencia.
Esta escalera tiene tres secciones, una central con escalones curvos y dos laterales con estructura recta. Los pasamanos se concentran en el centro, dejando los laterales carentes de protección. A mitad de recorrido los tramos de los lados se interrumpen y solo se puede ascender a la puerta de entrada de la sala de lectura por la parte central de la escalera.
El pequeño vestíbulo de la Biblioteca Laurenciana sirve de marco escenográfico con sus ventanas tapiadas (vanos ciegos), sus columnas que se apoyan en ménsulas y su techo de gran altura, creando una sensación de desproporción, de disfuncionalidad, por la distribución de elementos arquitectónicos que no tienen un sentido lógico.
La arquitectura manierista tuvo además otros grandes representantes como Jacopo Sansovino (1486-1570), nacido en Florencia y Andrea Palladio (1508-1580), oriundo de Padua.
Sansovino es autor, entre otras obras, de la biblioteca Marciana que fue iniciada en 1537. Es también conocida como Biblioteca Sansoviniana. En ella los arcos de la fachada descansan sobre dobles columnas, mientras entre cada uno de ellos se alzan columnas gigantes que sirven de verdadero soporte a la construcción. Una bella
balaustrada, decorada con esculturas y obeliscos, remata este imponente conjunto.
La Basílica Palladiana, cuya construcción se inició en 1549, tiene un frente bastante similar al del edificio descrito anteriormente, pero introduce óculos o ventanas redondas a ambos lados de los arcos, que sustituyen las esculturas de desnudos que posee el edificio de Sansovino, poseyendo en sentido general menos recargamiento decorativo.
En la pintura se aprecian las obras de Francesco Mazzola, llamado el Parmigianino (1503-1540). Parmigianino fue el autor de la Virgen del Cuello Largo (1535-1540), donde la figura de la Madre se alarga y se retuerce, sosteniendo precariamente el cuerpo de un Niño demasiado crecido para su edad. Las largas piernas de los ángeles que la rodean, una enorme columna sin capitel y la figura de un hombre misterioso que sostiene en el fondo un pergamino, provocan una sensación de incongruencia y misterio.
Otro gran pintor italiano manierista fue Jacopo Pontormo (1594-1556). Una de sus obras más destacadas fue El Descendimiento de la Cruz (1525-1528). En esta, loscolores son arbitrarios como es el caso del rosa artificial de la piel de los personajes.
La ubicación y los gestos teatrales de los que sostienen el cuerpo, sus rostros similares de bocas pequeñas y ojos muy redondos aportan un sentido de irrealidad al tema.
Dentro de la escultura está la interesante figura de Benvenuto Cellini (1500-1571), maestro broncista y orfebre, autor de obras inmortales como Perseo y Medusa (1545- 1554) donde utiliza un fuerte realismo naturalista al trabajar la imagen de la cabeza cortada de la infortunada víctima.
Otra de sus creaciones fue el Salero de Francisco I (1543), hecho en oro, con las esculturas de Ceres y de Neptuno como custodios de la sal y la pimienta. Juan de Bolonia (1529-1608) legó la escultura en mármol del Rapto de las Sabinas (1574-1582), donde las formas serpenteantes alcanzan un virtuosismo tal que desafían las posibilidades de la técnica de la talla, captando la tensión física y psicológica de los cuerpos que se retuercen en una espiral única.
El manierismo se expandió desde Italia a otros lugares de Europa, donde fue llegando a mediados del siglo XVI en forma de un Renacimiento adulterado, movido y recargado que en realidad era el propio manierismo.
En estos lugares se unió al gótico imperante, y en el caso de España a la influencia mudéjar, conformando un eclecticismo o mezcla que se ha denominado en los libros de historia del arte como Renacimiento en Francia o Renacimiento en España, legando inolvidables obras como el Palacio de Carlos V, el Palacio de Francisco I, las pinturas del Greco, las tallas en madera de Juan de Juni y las creaciones de la Escuela De Fontainebleau.
Este estilo movido, individual, artificioso, lujoso, con decoración superflua, es uno de los grandes hitos que el arte del mundo occidental ha legado a la humanidad y debe ser objeto de más profundos análisis para desentrañar su verdadera esencia.