Manuel Díaz Aponte
La reactivación de esas relaciones, minadas en la época de Donald Trump, es esencial para que el comercio mundial retome un nuevo rumbo en los esquemas geopolíticos actuales.
Ambos líderes comandan las dos economías más poderosas del planeta, y están compelidos a buscar la distensión necesaria que, a corto plazo, permita un nuevo renacer en las tirantes relaciones entre Washington y Beijín.
Los vínculos entre Estados Unidos y China fueron impactados por profundas diferencias que marcaron la gestión del expresidente Donald Trump y el gobierno de Xi Jinping, envueltos en una prolongada guerra comercial que aún persiste.
La administración de Biden tiene que ser innovadora e inteligente en su relación política, comercial y diplomática con el gigante asiático, y hay señales que apuntan hacia ese objetivo.
El presidente estadounidense «transmitió sus felicitaciones y mejores deseos al pueblo chino», en ocasión de la conmemoración del Año Nuevo lunar, la festividad más popular en China, que el viernes último, entró en el Año del Buey.
Biden y Jinping abordaron varios temas vía telefónica, según la agencia informativa china Xinhua, prevaleciendo lo comercial; diplomático, tecnológico y político.
La reactivación de esas relaciones, minadas en la época de Trump, son esenciales para que el comercio mundial retome un nuevo rumbo en los esquemas geopolíticos actuales.
El líder chino aboga por una apertura del intercambio comercial con Estados Unidos, inspirada en la cooperación internacional que ha caracterizado las relaciones entre ambas potencias.
«Un enfrentamiento entre China y Estados Unidos será sin duda una catástrofe para los dos países y para el mundo», aseguró Xi Jinping, citado por la agencia estatal de noticias Xinhua.
El bloqueo y sanciones de Norteamérica a marcas tan emblemáticas en el mundo tecnológico, como el gigante tecnológico Huawei o la fabricante de semiconductores SMIC, han erosionado las relaciones entre las dos naciones.
Solo un proceso de acercamiento y cooperación que privilegie el respeto a la normativa del comercio mundial evitaría que la guerra comercial entre EE.UU. y la República Popular de China, siga provocando grietas en sus esquemas de negocios.
Entre Pekín y Washington
Es por ello, que Jinping fue firme en su plática con Biden en la defensa de la cooperación entre ambos países, que, a su juicio, es “la única elección correcta para ambas partes».
Otro elemento específico en las palabras del mandatario chino fue cuando recordó a su par estadounidense las más de cuatro décadas de relaciones diplomáticas entre Pekín y Washington como una contribución «a la paz, la estabilidad y la prosperidad global».
Por esa razón, el presidente chino advirtió a su homólogo norteamericano de que «una confrontación será una catástrofe».
Está claro que el estilo de gobernar de Joe Biden es diametralmente distinto a su predecesor Donald Trump, lo que contribuirá a reducir las tensiones entre Washington y Pekín.
Así, la prioridad entre los funcionarios estadounidenses con relación a la agenda bilateral entre Estados Unidos y China, parte del hecho de que se preserve «un Indo-Pacífico libre y abierto», en clara alusión al ambicioso proyecto de la Ruta de la Seda que sigue construyendo exitosamente la potencia asiática.
Biden, según versión de la Casa Blanca, enfatizó en su conversación telefónica con el líder chino, que la prioridad de su gobierno es «proteger la seguridad, prosperidad, salud y modo de vida del pueblo estadounidense”.
Pero, además, el líder demócrata expuso consideraciones directas criticando acciones de Pekín, al «recalcar sus preocupaciones fundamentales sobre las prácticas económicas coactivas e injustas de Pekín, la mano dura en Hong Kong, los abusos de los derechos humanos en (la región noroccidental china de) Xinjiang, y las acciones cada vez más autoritarias en la zona, Taiwán incluida».
El Producto Interno Bruto (PIB) mundial sufrió en 2020 su caída más severa desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y millones de ciudadanos quedaron desempleados o sus puestos suspendidos.
Ese escenario obligó a que los gobiernos inyectaran billones de dólares en sus economías para evitar daños mayores.
El impacto fue más dramático todavía en las economías subdesarrolladas doblegadas por la pandemia de la Covid-19, y la incertidumbre en torno a la inmunización de sus habitantes.
Aunque la recuperación de 2021 es muy incierta. La economía de China, sin embargo, está creciendo con fuerza nuevamente. Se estima que muchas de las naciones más ricas del mundo no se recuperen por completo hasta 2022.
Organismos mundiales como la FAO sugieren a los gobiernos Programas de incentivos a la producción, ante la posibilidad de que surja una hambruna a escala planetaria.
Pandemia y crisis
El 31 de diciembre de 2019 las autoridades de la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan, provincia de Hubei, China, alertaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre un grupo de 27 casos de neumonía de etiología desconocida.
Recientes investigaciones de expertos de la OMS, que acudieron a la ciudad de Wuhan, determinaron por un levantamiento exhaustivo que el origen del mortal virus no salió de laboratorios, cómo se llegó a divulgar en los medios comunicacionales occidentales.
Con todo y la pandemia, la desigualdad social sigue creciendo, y solo un ejemplo, mientras que los 651 multimillonarios estadounidenses han aumentado su patrimonio neto en un 30% a US$4 billones, 250 millones de personas en los países en desarrollo podrían enfrentar la pobreza absoluta y hasta la mitad de la fuerza laboral mundial puede haber perdido sus medios para subsistir.
Latinoamérica y las naciones empobrecidas alrededor del mundo viven ahora la incertidumbre sobre el cronograma de aplicación de la vacuna, tras los países ricos concentrar la inmunización en sus pobladores.
El turismo, principal motor generador de divisas en muchas de nuestras naciones, incluyendo República Dominicana, sigue a la espera de reactivarse. La aplicación de las dosis de inmunización es la tabla de salvación.
Según un informe del banco suizo Credit Suisse, China, desplazó por primera vez en la historia a Estados Unidos como el país con más personas en el selecto «club» del 10% de la población más rica del mundo (aquellos que tienen ahorros de más de US$109.430).
Un reportaje difundido por BBC News Mundo dice que en el gigante asiático viven 100 millones de chinos que tienen una economía personal que alcanza o supera ese monto, en comparación con 99 millones de estadounidenses.
La economía de China seguirá creciendo en este 2021, según lo establecen organismos financieros mundiales.