Los tanques ya están en el centro de Washington para la gran fiesta patriótica del presidente de EE.UU., Donald Trump, cuya celebración militarista del 4 de julio ha atraído a la capital tanto a simpatizantes del mandatario como a sus críticos, incluido el ya famoso globo del “bebé Trump”.
Con motivo del Día de la Independencia en Estados Unidos, Trump dará este jueves un discurso en el ambiente nacionalista con el que sueña desde hace dos años, cuando visitó París para asistir al desfile del Día de la Bastilla y concluyó que en su país faltaba un festejo militar equivalente.
Después de que el Pentágono aplazara sus planes para celebrar ese desfile el pasado noviembre, Trump decidió organizar un acto por el Día de la Independencia que estará protagonizado por unos 300 militares, con tanques aparcados en el centro de la ciudad y aviones de combate que sobrevolarán la ciudad durante su discurso.
“Nuestro ‘Homenaje a Estados Unidos’ por el 4 de julio ante el Monumento a Lincoln va a ser muy grande, parece. ¡Será el espectáculo de toda una vida!”, escribió hoy Trump en Twitter.
La ambiciosa celebración, que según la Casa Blanca incluirá un sobrevuelo del avión de la flota presidencial del Air Force One, ha generado críticas de la oposición e incluso de algunos militares retirados, que temen que Trump politice una fiesta nacional que hasta ahora tenía un carácter no partidista.
Trump aprovechó su último mitin, hace dos semanas en Orlando (Florida), para invitar a sus simpatizantes a desplazarse a Washington con la esperanza de demostrar su capacidad de convocatoria en una ciudad abrumadoramente demócrata. Al menos medio centenar de sus seguidores le escucharon, a juzgar por la multitud que se congregó hoy ante la Casa Blanca.
“Quiero apoyar al presidente, ayudar a ‘hacer a Estados Unidos grande de nuevo’, disfrutar de la semana de MAGA (acrónimo de ese lema en inglés)”, dijo a Efe John Belazik, miembro del grupo “Motociclistas por Trump” que se trasladó a la capital desde la vecina Maryland. A la sombra de una gigantesca bandera con el nombre del presidente, Belazik lamentó que se critique a Trump por haber desplazado tanques militares al centro de la ciudad.
“¿Por qué no? Otros países lo hacen, Francia los pasea por la calle, por los Campos Elíseos, tanques, misiles y otras cosas. El presidente solo quiere homenajear a nuestros militares”, opinó.
Belazik estalla en carcajadas al recordar que ya estuvo en Washington durante la investidura del mandatario en 2017, y que entonces participó en los disturbios que enfrentaron a los simpatizantes del mandatario con los manifestantes de izquierda.
“¡Suena divertido!”, responde cuando se le recuerda que estos días también habrá protestas contra Trump. “Si ellos quieren (pelearse), por mí bien”, añadió. La Policía local está preocupada sobre todo por el potencial de enfrentamientos el sábado, cuando un acto de figuras de la ultraderecha coincidirá en el centro de Washington con una protesta de grupos como “Black Lives Matter” (“Las vidas negras importan”).
Este jueves, la gran atracción para los detractores del mandatario estará en el National Mall, la misma explanada que acoge la fiesta patriótica y a donde el grupo pacifista Code Pink llevará al “bebé Trump”, un globo hinchable que caricaturiza al presidente y que se hizo famoso en las protestas del año pasado en Londres.
El globo no podrá alzarse en el aire debido a una prohibición de sobrevuelo que rige en el centro de Washington, pero Code Pink también llevará un robot de casi cinco metros de alto (16 pies) que caricaturiza a Trump sentado en un inodoro dorado.
Las críticas por la celebración han aumentado desde que el diario The Washington Post revelara esta semana que el Servicio Nacional de Parques de EE.UU. (NPS, en inglés) se ha visto forzado a desviar 2,5 millones de dólares en gastos destinados a mejorar las áreas de recreación del país para cubrir los costes del festejo.
Trump ha minimizado esa información, al opinar en Twitter que la factura será “muy pequeña comparada con el valor” que tiene semejante “homenaje” al país y a sus Fuerzas Armadas.
La Casa Blanca ha repartido las entradas de las primeras filas a grandes donantes republicanos, pero fuentes del partido aseguraron al diario Politico que han tenido dificultades en llenar asientos en una fiesta tan señalada, para la que mucha gente ya ha hecho planes.
Sumado al potencial de tormentas a la misma hora del discurso de Trump, ese factor ha llevado a algunas figuras republicanas a trabajar a contrarreloj antes de la fiesta para evitar que se repitan las fotos de la investidura del presidente, que mostraban vacío casi la mitad del espacio reservado a sus simpatizantes.
EFE