Con un fondo azul claro detrás, Michelle Obama, sentada, mira de frente con la barbilla apoyada en el dorso de la mano y el otro brazo reposando en su rodilla. Sería un retrato presidencial más para Estados Unidos., salvando lo excepcional de que artista y musa sean afroamericanas, de no ser por el atuendo.
Amy Sherald retrató a la exprimera dama con un minimalista vestido de la firma Milly sembrado de figuras geométricas en negro, gris, rojo, rosa y amarillo sobre fondo blanco, una elección de moda con la que Obama dejó uno de esos mensajes velados que el arte sabe transmitir.
Según dijo a The Washington Post su fundadora y directora creativa, Michelle Smith, el vestido pertenece a la colección de primavera del año pasado, que estuvo inspirada por un «deseo de igualdad: igualdad en los derechos humanos, igualdad racial e igualdad LGBTQ».
Considerada de alta costura, Smith reveló que la pieza está elaborada con popelina de algodón, una tela fina pero rígida y duradera que, por su versatilidad, se mezcla y da lugar a gran cantidad de prendas, desde blusas hasta uniformes de trabajo.
La esposa del expresidente Barack Obama quiso modificar lo mínimo respecto al original para hacer más discreta su espalda abierta, por lo que llevó el vestido casi tal y como salió a la pasarela: con escote halter, al cuello, y los brazos destapados, algo «innovador».
Parece «alta costura pero está hecha de algo espartano», señaló la diseñadora, propietaria junto a su marido de la marca, radicada en Nueva York, ciudad en la que Obama buscó en otras ocasiones talentos que la vistieran durante la presidencia de su marido.
«Depende de la Sra. Obama decir por qué eligió esto para el retrato, pero diría que es un vestido muy moderno y emocional con un espíritu muy femenino y estadounidense», recalcó la casa de moda.
Milly recorrió la pasarela en la recién clausurada Semana de la Moda de Nueva York, donde presentó una colección llamada «Chromatic», con vibrantes colores que dominaban conjuntos enteros y formaban un arco iris al ser dispuestos en fila.
La firma escondió un argumento detrás de cada detalle, el más amplio de ellos la expresión de «amor, inclusividad y deseo de igualdad». «Nuestra individualidad es nuestra mayor fortaleza, y cosas preciosas pueden ocurrir cuando nos unimos», manifestó en su cuenta de Intagram.
Precisamente, la firma que vistió a Obama hasta en su último día en la Casa Blanca se unió el año pasado a otra diseñadora, Laurie Simmons, para crear una camiseta por el centenario de Planned Parenthood, organización a la que destinó los beneficios de la venta.
Y su colección de otoño de 2017, en contraste con la recién presentada, reflejó bajo el título «Fractured» (roto) la pesadumbre de su creativa por la victoria electoral de Donald Trump, ya que, según dijo a la revista Vogue, así es como se sentía, además de «vencida» como mujer.
A Smith le pilló por sorpresa la noticia de que Obama llevaba su vestido en el retrato oficial, que cuelga en la National Portrait Gallery de Washington desde el lunes, pero no tardó en expresar su alegría en las redes sociales.
«Que la Sra. Obama llevara un Milly para su retrato oficial es el máximo honor. Es una mujer inteligente, cálida y genuinamente bella por dentro y por fuera», escribió.
Por su parte, Obama pensó «particularmente» en las chicas jóvenes de color que verán la imagen de alguien «como ellas» en la institución: «Sé el impacto que eso tendrá en sus vidas, porque yo era una de esas chicas», afirmó Obama en la inauguración en el museo.
Junto al suyo, el retrato de Barack Obama es también por sí mismo otra declaración de intenciones. Pintado por Kehinde Wiley, que ha abordado temas raciales en su obra, el expresidente luce como un «pensador» delante de hojas y flores, que representan sus orígenes.