Redacción elDigital.com.do
Algunos historiadores dicen que en ese día de 1691 tuvo lugar la Batalla de Sabana Real en la zona oriental de la isla de Santo Domingo, donde el ejército español, encabezado por Antonio Miniel, derrotó al ejército francés, victoria dedicada a esta virgen
Este martes 21 de enero, los dominicanos en todo el mundo celebran el día de Nuestra Señora de la Altagracia o Virgen de la Altagracia, una advocación mariana que tiene su origen en Extremadura, España.
En dos poblados extremeños se venera la Virgen de la Altagracia, cada uno con su propia tradición y ermita: Garrovillas de Alconétar, provincia de Cáceres, y Siruela, provincia Badajoz.
Para el pueblo dominicano la Virgen de la Altagracia es su protectora. Su festividad es el 21 de enero, día no laborable en el que muchos fieles devotos concurren desde toda las regiones del país y otros países de Latinoamérica a su santuario en la Basílica Catedral de Nuestra Señora de la Altagracia, en Higüey, provincia La Altagracia.
Se destaca su devoción en la diáspora dominicana, como en la ciudad de Nueva York, donde su fiesta patronal es también el inicio del Mes de la Herencia Dominicana.
Algunos historiadores dicen que la fiesta oficial de Nuestra Señora de la Altagracia es el 21 de enero porque en ese día de 1691 tuvo lugar la Batalla de Sabana Real en la zona oriental de la isla de Santo Domingo, donde el ejército español, encabezado por Antonio Miniel, derrotó al ejército francés, victoria dedicada a esta virgen
En el siglo XX la imagen de Nuestra Señora de la Altagracia fue coronada dos veces: durante el pontificado del papa Pío XI y personalmente por el papa Juan Pablo II.
El 15 de agosto del 2022 se cumplieron los primeros cien años de la coronación de la imagen de la Virgen de la Altagracia, que tuvo lugar en la ciudad de Santo Domingo durante el periodo de la ocupación militar americana (1916-1922).
La tradición
La tradición narra que el 21 de enero, la hija del comerciante recibió a su padre al pie de un naranjo, en el mismo lugar donde hoy se encuentra el santuario de Higüey. Allí el comerciante con mucha alegría y satisfacción le entregó a su adorada hija ese regalo tan anhelado.