El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) manifiesta su profundo pesar por la muerte del niño Donaly Martínez, de 12 años, y de la adolescente Esmeralda Richiez, de 16 años.
“Desde Unicef, expresamos nuestra solidaridad con las familias de ambos chicos y nos comprometemos a seguir trabajando arduamente para evitar que estas situaciones se vuelvan a dar”, dijo la doctora Rosa Elcarte, representante del Fondo de la ONU en el país.
La vocera del organismo internacional hizo un llamado a la sociedad y a los medios de comunicación a respetar, “sin juzgar, el duelo de las familias, amigos y sus comunidades”, al tiempo de alertar que algunos de los pronunciamientos culpan a las víctimas y sus familiares por lo que llamó a evitarlos para no provocar mayores sufrimientos.
En el caso de Donaly Martínez, víctima de un disparo letal hecho por un agente policial, el Fondo que vela por el cuidado de la infancia establece que “la Policía Nacional Dominicana dispone de reglas y de procedimientos sobre las circunstancias en que agentes de la ley deben hacer uso de la fuerza o no”.
“UNICEF confía en las autoridades para que la investigación sea rápida, imparcial y transparente y con resultados para definir responsabilidades. De nuestro lado, reafirmamos nuestro compromiso con el apoyo técnico para el fortalecimiento de capacidades, de manera que ningún chico o chica vuelva a perder la vida en manos de las autoridades policiales o cualquier otro integrante del Estado dominicano”, enfatiza Elcarte.
“Dolorosamente frecuente, es el caso de la adolescente Esmeralda Richiez, que murió a causa de una hemorragia por la violencia sexual infligida por un hombre adulto. Las circunstancias no están completamente claras, pero los hechos públicos son sumamente preocupantes”.
“Estos tristes sucesos se suman a otros ocurridos anteriormente en territorio dominicano, en los que los niños, las niñas y adolescentes son objeto de violencia física, y de abuso y explotación sexual”, enuncia la doctora Elcarte.
La representante de UNICEF asegura que en la mayor parte de los casos judicializados, los abusos sexuales son cometidos por conocidos y familiares, que acceden con facilidad al niño, niña o adolescente y aprovechan la confianza nacida de la convivencia.
“En República Dominicana, de manera triste, hay una excesiva normalización de las relaciones sexuales entre adultos y personas menores de edad, sin tener en cuenta que estas implican en violencia sexual”, asevera la doctora.