Petra Saviñón Ferreras
La persecución de la corrupción ha de ser equilibrada, asertiva, real, alejada del morbo y del interés de complacer como sea a un pueblo hastiado de que lo saqueen, de que lo espoleen sin conmiseración.
Esto requiere de voluntad, seriedad y de expedientes bien instrumentados que no den a los jueces motivos de rechazo.
Igual, es menester imponer la prudencia, el tacto, respetar el debido proceso y evitar las condenas a priori, por antonomasia, suplantación de la labor de los tribunales. Esto vale de misma manera para las filtraciones a los medios de comunicación
La cordura debe regir para todos e incluye a entidades de la sociedad civil que como Participación Ciudadana han expresado juicios sobre la operación Calamar como quien tiene todas las pruebas a mano pero al mismo tiempo indican que estudiará la acusación.
¿Es lógico dar por sentado un fraude colosal como el de esta imputación y luego decir que analizarán el expediente?
Es esencial escuchar a todas las partes y que todas las versiones salgan a flote en este y en todos los casos que impliquen presuntos daños al erario, de la pasada, la anterior, la anteanterior y de la actual gestión gubernamental.
Esta nación urge de cambios de verdad, de un combate serio a la lacra que corroe sus entrañas, que carga con el tesoro público y deja desprotegido al segmento más vulnerable, que es el gran grueso de los dominicanos.
Insisto, la lucha contra la corrupción ha de ser efectiva en todos los órdenes, y no dar brecha jamás al afán de protagonismo ni al circo mediático.