César Medina
Creo que mi verdadera vocación en este oficio es la crónica deportiva especializada en la pelota. Mi problema es que desde mozalbete me vi inmerso en la política porque mi adolescencia precoz me atrapó entre el asesinato del tirano y la Revolución de Abril, y en ese lapso hubo de todo menos actividad febril por el béisbol.
Por eso, desde que me inicié en el periodismo mis incursiones ocasionales en las páginas deportivas de los diarios han sido constantes; aún hoy –ya un viejo casi en el retiro forzoso–, suelo escribir ocasionalmente sobre alguna actividad deportiva que concite la atención, en este caso la temporada invernal del béisbol que tanta pasión provoca.
Como no manejo los tecnicismos ni las estadísticas de los peloteros ni de los equipos, dejo siempre esa parte especializada a los cronistas deportivos, que los hay tan buenos en todos los diarios impresos dominicanos. En especial, hago justicia mencionando aquí a Héctor J. Cruz y sus “Miniaturas”, para irme directamente a criticar a los críticos porque son susceptibles y no aceptan esas críticas, una carta de presentación de todos los periodistas: ¡Somos infalibles!
En mis inicios como reportero de Última Hora –año 1970–, escribía una columna que se titulaba “La Pelota por Dentro”, siendo Jorgito Bournigal el editor deportivo de ese vespertino. No era nada del otro mundo, pero aportaba curiosidades que pasaban inadvertidas a la crónica especializada y en poco tiempo logró alta lectoría.
Después, en el otro diario para el que laboré como asalariado –el periódico Hoy–, fui coautor de una de las colaboraciones beisboleras más “objetivas e imparciales”: La Columna Roja, conjuntamente con un ex colega y ex amigo que casi nos convierte en celebridades y nos lleva a la inmortalidad del deporte.
Una carta de Roosevelt
Comparto esta carta que me envía Roosevelt Comarazamy a propósito del comentario que formulé hace unos días sobre la pérdida de objetividad en la narración profesional de cualquier actividad deportiva:
“Apreciado César: Gracias por tus comentarios acerca de mi trabajo en las transmisiones de béisbol del Licey.
“Lo que trato con más cuidado es la balanza de la justicia porque aunque debo darle un matiz azul, con lo cual cumplo sin caer en el desenfreno, reconozco que somos en ese momento los únicos relatores o comentaristas de las incidencias y lo primero que debe tenerse en cuenta es el principio de la equidad que propugna por ‘dar a cada quién lo que le corresponde’.
“Por otro lado, debo confesarte –y espero que eso te merezca alguna satisfacción–, que lo primero que busco en el Listín todos los días es Fuera de Cámara seguido de Orlando Dice… Porque ambas representan expresiones genuinas de la realidad del país retratadas por lentes de alta calidad en el análisis.
“Espero que Dios y la medicina avanzada puedan rescatarte plenamente del serio percance por el que atraviesas con valiente estoicismo y sigas siendo un personaje de excepción en la comunicación de nuestro país con ese estilo en el que mezclas agresividad y tolerancia en magnífica proporción. Un abrazo, Roosevelt”.
Y de Franklin Mirabal
“Amigo querido, César: Disfruté tu columna… Pero al amigo querido le confieso que tenía 10 años sin narrar y necesitaba armar líos para que la gente supiera que estaba de regreso. Jijijiji. Te quiero !!!
“Por otro lado, tu Prólogo fue genial… El libro sale en 10 días. Franklin Mirabal”.
(Franklin se refiere a un honor que me confirió al pedirme que prologara su último libro sobre béisbol que saldrá próximamente, lo cual hice con gusto y humildad. Él, Franklin, sabe muy bien del cariño, la amistad y la admiración que le profeso, lo que en nada invalida mi comentario anterior.
(Al contrario, después de su cartita, lo reitero…)