Petra Saviñón Ferreras
_Ahí se pone pila de limpiabotas_dice el agente de Migración, con el índice derecho extendido hacia el muro frente a la estación del Metro.
El equipo apostado alrededor actuaba con movimientos rápidos, vigilante, como si de cualquier piedra, rama o escombro saldría un haitiano, para cazarle.
Mas, debajo de esos objetos no había nadie y les tocó seguir rígidos la espera de algún trabajador informal extranjero pero de Haití, de esos que pueblan las calles y avenidas céntricas.
El día antes, preciso un limpiabotas haitiano corría despavorido mientras explicaba a gritos el motivo que nadie preguntó
_la camiona, la camiona_repetía aterrado.
Todavía queda la pregunta sin respuesta: De verdad son eficaces y sobre todo necesarios esos mecanismos atroces para detectar indocumentados?
Quién pone oídos a la vieja denuncia de que ese afán por proteger a la patria de una invasión silente termina en el vacacional de Haina, con la entrega de mil pesos por cabeza?
Cuidado con el mensaje enviado, con las conductas delatoras.