Redacción el Digital
Como ya es una costumbre y parte de su responsabilidad social, el Banco de Progreso Dominicano presentó, el pasado miércoles, una película basada en valores familiares a un nutrido grupo de periodistas, que junto a sus hijos y relacionados disfrutaron de lo que ha sido denominada “Tarde de Película Progreso”.
La familia Progreso entiende que las vacaciones escolares es la época perfecta para que los chicos junto a sus padres aprovechen al máximo de una buena producción cinematográfica. Es por ello, que cada año, se empeñan en hacer una adecuada selección de una película que transmita experiencias gratificantes al espectador.
Con “Si solo pudiera imaginar”, film escogido en esta ocasión, se cumplió el cometido, al finalizar los comentarios de los invitados fueron muy positivos y agradecieron a la institución bancaria por mostrar un mensaje tan lleno de esperanza.
“Tarde de Película Progreso” se ha convertido en un espacio donde se promueven los valores familiares, y además contribuye a que por medio de este tiempo compartido, los invitados puedan entretenerse, nutriéndose, además, con un mensaje que toca la sensibilidad de cada ser humano.
“Si solo pudiera imaginar” es la historia de Bart Millard (J. Michael Finley) un talentoso músico con vida tormentosa llena de violencia intrafamiliar, y desde que era pequeño su padre Arthur (Dennis Quaid) lleno de frustración contra la vida y mucho dolor por sus sueños rotos, lo convirtió en un hombre amargado y violento que desquitaba toda su ira contra su esposa y su hijo Bart.
Así fue como creo Bart, en medio de violencia, golpes y sufriendo mucho deseando tener una vida normal; pero un día, después de un accidente deportivo encontró refugio y consuelo en la música y se dedicó a perseguir ese sueño y convertirse en un gran cantante, pero nada parecía funcionar porque el desprecio de su padre se había metido muy dentro de su cabeza.
Pero todo cambia cuando Bart toca fondo en su carrera musical y decide regresar a casa para confrontar a su padre y sus miedos y liberarse para poder tocar con el corazón la música cristiana que tanto le gusta.
A su regreso a casa descubre que su padre está muriendo y en el proceso de cuidarlo y acompañarlo encuentra al padre que siempre quiso tener, mientras sufre porque la vida se lo está arrebatando; después de una vida de sufrimiento y dolor acompañada de perdidas Bart encuentra consuelo en su fe y escribe la canción más inspiradora de todos los tiempos.