Petra Saviñón Ferreras
Otra vez, la Procuraduría General en el tapete por situaciones con el Poder Judicial. Ahora son la investigación al juez Francisco Rodríguez Consoró, con argumentos similares a los esgrimidos contra otros magistrados, cuyas decisiones no le han beneficiado.
Este es un Ministerio Público cuya primera pauta de trabajo ha sido desde sus inicios filtrar expedientes a los medios de comunicación para sembrar entre la población la percepción de culpabilidad y sustentar sus imputaciones sobre esta trama.
Esto, claro, reforzado por una férrea defensa mediática que catapulta esa imagen creada a una Procuraduría que pareciera incuestionable, so pena de quien lo haga ser acusado de defensor de corruptos.
Plantada esta perspectiva desde un órgano vendido y autovendido como independiente ¿Cualquier decisión judicial contraria a sus peticiones será asumida irregular, sin ver más allá de la apreciación, convertida en verdad absoluta?
No es todo. No basta con estrategias de comunicación para crear la pulcra imagen del «órgano acusador» y que a partir de ahí las sentencias en su contra generen dudas, rechazo y ataques. Las acusaciones deben ser sustentadas sobre evidencias que luego serán pruebas.
Si un juzgador es indelicado, corrompido, debe ser denunciado y sometido a la justicia pero cuidado con el juego de acabar con la reputación de los jueces no complacientes, para sacarlos de carril y para dar ejemplo a otros de la línea a seguir.
¿Qué Consoró es investigado por su propia entidad? Sí. Pero al ejercer su derecho a defensa ha emitido un documento, muy bien redactado por cierto, en el que fustiga a un Ministerio Público del que denuncia quiere ser juez y parte y que demanda justicia complaciente.
Es un texto que debe ser sopesado, valorado con sensatez. No siempre la verdad está del lado en el que creemos verla. Esto en beneficio del fortalecimiento de la lucha real contra las irregularidades que afectan al Estado y a otros estamentos de la sociedad.
Cierto, no todo lo que parece es. Las sombras también toman formas parecidas a la veracidad.