Manuel Díaz Aponte
Aquellas copas de Vodka que Boris Yeltsin, ex presidente de Rusia (1991-1996) tomaba en proporciones exageradas convirtiéndose en el hazme reír mundial quedaron atrás, abriendo paso a un liderazgo fuerte, decidido y audaz que encabeza Vladimir Putin, convirtiendo a su país en una potencia que ya pocos osarían subestimar.
Yeltsin, dirigente extravagante e impredecible asumió el poder tras la gestión encabezada por el ideólogo de la corriente revisionista más impactante de Rusia después del liderazgo absolutista de José Stalin, conocida como la Perestroika.
Sí ese fue Mijaíl Gorbachov, jefe de Estado en el periodo (1988-1991) y que las potencias occidentales particularmente Estados Unidos, amarán para siempre porque allanó el camino a una salida política en la otrora Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) sin tener que disparar un solo misil.
En su primer mandato iniciado el 7 de mayo del 2000 y habiéndose juramentado en presencia de su antecesor el pintoresco y alcohólico Yeltsin, el entonces joven Putin que tenia la fama de haber dirigido la temible agencia de inteligencia conocida como KGB, prometió devolverle a su país el respeto que siempre tuvo desde el triunfo de la Revolución de octubre del 1917.
Ahora el carismático Vladimir Vladímirovich Putin está agotando su cuarto periodo presidencial que se extenderá hasta 2024.
Desde América se nos quiere presentar a una Rusia distante del mundo y hasta de la propia Europa, pero no es así.
Erróneamente eso se cree en este litoral del planeta y en gran parte debido a la manipulación ejercida por la mayoría de la prensa estadounidense, que proyecta a la República Federativa de Rusia como un Estado fallido, que no tiene posibilidades de recobrar su antiguo esplendor.
Principal enemigo
Históricamente los estadounidenses han visto a Rusia como su principal enemigo y tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, el distanciamiento fue mayor debido al impulso que dio la antigua (URSS) al proyecto revolucionario liderado por Fidel Castro Ruz.
Bajo el nuevo liderazgo político impulsado y presidido por Putin y Dmitry Medvedev la nación ha ido escalando peldaños en los escenarios de la geopolítica mundial.
Tiene actualmente una de las estructuras armamentistas más poderosa del mundo y un sistema de base tecnológica con capacidad hasta para penetrar en el corazón del Pentágono, en Washington.
Inclusive, logró el “trofeo” de supuestamente haber interferido con modernas tecnologías en los pasados resultados electorales de Estados Unidos, creando un avispero interno que aún sigue siendo tema de debates entre el liderazgo político estadounidense y en las estructuras mediáticas mundiales.
En el ámbito comercial y de comercio bilateral mantiene vínculos con países europeos, asiáticos, Estados Unidos y Latinoamérica.
Veamos las siguientes cifras:
En 2017, el comercio bilateral entre Rusia y la Unión Europea creció un 43% y pese a las sanciones impuestas por UE ante los conflictos políticos en Ucrania sigue siendo significativo para las economías de ambas comunidades.
El territorio ruso es el más grande del mundo con 17.1 millones de Km2 y se extiende por zonas limítrofes de Europa y Asia, así como también con los Océanos Pacíficos y Árticos.
Su economía está sustentada en las exportaciones de petróleo y sus derivados; productos alimenticios, cereales, armas de defensa, metales, productos químicos, madera, máquinas y equipos pesados.
Principales socios
Con la Unión Europea se establecen el 50 % de las relaciones comerciales del país más extenso del mundo. Los países de Comunidad de Estados Independientes (CEI) representan el 14,4 % de los intercambios comerciales de Rusia; los países de la Comunidad Económica de Eurasia, el 8,0 %; y los países del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), el 21,8 %, dice un informe del Ministerio de Industria y Comercio de Rusia.
En este complejo mundo de la economía global y de la economía de mercado, los rusos han podido navegar adoptando medidas estratégicas e incorporando nuevos socios.
Así por ejemplo en el primer semestre del 2010, según el Servicio Federal de Aduanas de Rusia, los principales socios comerciales de esta nación fueron los Países Bajos, con un volumen de negocios de 28.400 millones de dólares (el 10 % de la circulación total); y China, con 25.500 millones de dólares (9,0 %).
Igualmente Alemania, con 22.900 millones de dólares (8,1 %); Italia, 17.900 millones de dólares (6,6 %); Ucrania, 15. 900 millones de dólares (5,6 %); Bielorrusia, 12.500 millones de dólares (4,4 %); Turquía, con 12.000 millones de dólares (4,2 %); Polonia, 9.900 millones de dólares (3,5 %); Estados Unidos, 9.800 millones de dólares (3,4 %); y Francia, 9.700 millones de dólares (3,4 %).
Putin ha levantado la bandera del nacionalismo ruso fortaleciendo sus instituciones bajo la primicia de transformar su aparato tecnológico, militar y productivo para colocarlo en los niveles de competitividad mundial.
Ha sido una especie de revolución interna donde han rodado muchas cabezas que aupaban obsoletos esquemas productivos de los que solo se beneficiaba una oligarquía tecnocrática aferrada al poder.
Balanza comercial
La República Federativa de Rusia ha logrado incrementar su superávit comercial más de 26% en el primer trimestre de este 2018, según datos publicados por el Servicio Federal de Aduanas.
Sus autoridades aseguran que la economía alcanzó una balanza comercial de 48.500 millones de dólares, equivalente a un 26,6% por encima del registrado en el mismo periodo del año anterior, dice un informe difundido por la agencia Sputnik en Moscú.
Las exportaciones rusas ascendieron a 103.500 millones de dólares en los tres primeros meses de 2018, mientras que el país importó bienes por valor de 55.000 millones de dólares.
De ese volumen comercial, la Unión Europea lideró el comercio con Rusia con el 44,9% del saldo.
Sólo de aluminio entre enero y marzo de 2018 las exportaciones de Rusia se incrementaron en un 39,7% en comparación con el mismo periodo del año pasado, que ascendiendo a 931.900 toneladas, dice el Servicio Federal de Aduanas.
Rusia y Londres
Desde comienzo de año Rusia y Londres tienen unas “relaciones de confrontaciones”, y en ocasiones de choques directos luego de que el gobierno de Vladimir Putin expulsara a 23 diplomáticos británicos en reciprocidad a una medida similar adoptada por las autoridades londinenses.
Funcionarios de Reino Unido acusan al Kremlin y particularmente al presidente ruso de ser responsable del envenenamiento en la localidad de Salisbury del ex espía ruso Sergei Skripal y de su hija.
Moscú igualmente decidió el cierre del British Council, una institución británica de alcance internacional con representación en más de 100 países, y suspendió el permiso a Reino Unido para abrir un consulado en la ciudad de San Petersburgo.
Aunque la primera ministra, Theresa May, parece decidida a enfrentarse a las circunstancias que rodean las relaciones bilaterales entre ambos países, el brazo zurdo de Putin es muy “pesado” para doblegar.