Petra Saviñón Ferreras
La presentadora del segmento económico en un canal televisivo de Argentina defiende su derecho a mostrar el cuerpo, porque solo la anatomía femenina es objeto de prohibición. Para sustentar su teoría transmite con una blusa transparente, sin sostén pero cubierta con cubrepezones.
Si es cierto que su intención era reivindicar a las mujeres ¿Por qué cubrió sus pezones, o mejor, por qué no apareció desnuda? ¿Será una excusa para vender una sección cuyo grueso de público está entre los hombres? ¿En qué noticiero de televisión los varones exhiben sus atributos? ¿Quién le habrá dicho que empoderarse es encuerarse?
En Estados Unidos, una pastora evangélica deja ese oficio para dedicarse a ser modelo de adultos, esto es posar desnuda en fotografías y videos y hasta confiesa que recibe y estudia propuestas para tener sexo por paga.
Arguye que la enseñaron a ser sumisa y a ver su cuerpo como pecaminoso y que este nuevo quehacer le da libertad. Qué fácil distinguir que ha pasado de un estado enfermizo a otro igual.
En los barrios marginados del Gran Santo Domingo y de otras demarcaciones, chicas, incluidas menores de edad, bailan de modo sugestivo, morboso, a cambio de dinero. Entienden que poseen la potestad para hacerlo porque son libres, dueñas de sus actos.
En ninguno de los tres casos, sus protagonistas son conscientes de que más que libertario, su accionar es cosificante, lesivo y esa actitud, ese referente, es terreno fértil para conductas lancinantes como la precocidad sexual.
Las estadísticas oficiales sobre el sexo en las adolescentes dominicanas arrojan que el 41% ha tenido relaciones. Esto escandaliza y hace levantar las voces que sugieren una mayor distribución de anticonceptivos.
¿Nos hemos preguntado qué lleva a estas niñas tan temprano a este terreno? Es probado que las que están imbuidas en actividades sociales, artísticas, deportivas, culturales, religiosas y de otra índole empiezan más tarde, lo mismo con los masculinos.
Igual, los que inician más jóvenes son más propensos a dejar la escuela aunque no haya embarazo, lo mismo que a delinquir y a caer en drogadicción.
¿Por qué? Porque el hilo conductor es el mismo. Incurren en esas prácticas para llenar vacíos existenciales y eso no lo resuelven los anticonceptivos.