Petra Saviñón Ferreras
La crisis que sacude a Haití, Chile y Bolivia, que ha dejado destrozos y lo más lamentable, muertes y las que antes dejaron luto, dolor en Venezuela, Ecuador y Perú son analizadas como una muestra del cansancio de la población, que acudió al legitimo mecanismo de la protesta.
Sus razones, la inequidad social, los atropellos, fraude electoral y una larga lista resumida en vejámenes a la población son extrapoladas al país y tantas voces manifiestan su extrañeza de que aquí todavía haya calma.
Es ya tan común escuchar que los dominicanos estamos anestesiados, que todo lo permitimos. Nos quedamos tranquilos incluso cuando la facción que dentro del Partido de la Liberación Dominicana encabezó Leonel Fernández llamó a la población lanzarse a la calle. Sus acólitos permanecieron en sus casas y qué bueno, dado el caldeado escenario.
Alzarse para reclamar derechos es una acción llena de validez, sin embargo, incitar y provocar violencia es otra cosa. Generar caos en nombre de las buenas causas, saquear, destrozar, es más que indiscutible que solo trae mayores perjuicios.
Las protestas son más que enfrentamientos a tiros y pedradas, y tanto manifestantes como autoridades deben recordarlo per secula seculora. Ninguno de los dos bandos tiene potestad para maltratar al otro y sobre todo la fuerza pública, que hemos de suponer está capacitada para manejar esas situaciones.
Un vivo ejemplo de esto, de que es posible exigir sin dañar, es Puerto Rico. La gente salió a las calles a reclamar la renuncia del gobernador Ricardo Roselló y lo hizo con arte y cacerolazos, incluso, los jóvenes, los más activos en esas marchas, llamaron a sus conciudadanos a exigir con amor, sin violencia y lograron el objetivo.
¿Quién dijo que paz y firmeza son incompatibles?
Habría que dejar que responda Óscar López Rivera, revolucionario puertorriqueño que tras 36 años encarcelado salió a continuar la lucha por liberar a su patria pero eso sí deja claro que ahora los métodos deben ser distintos que hay que evolucionar ¿Y esto acaso le resta a su espíritu combativo?