La Cepal redujo hoy de 2,2 % a 1,5 % la previsión de crecimiento para América Latina y el Caribe en este año, lo que supone un ligero repunte frente al 1,2 % de 2017 gracias a la demanda interna y la inversión, pese a la persistencia de “incertidumbres externas”.
“Después de dos años consecutivos con crecimiento negativo, en 2017 tuvimos un crecimiento del 1,2 % y en este año esperamos un crecimiento de 1,5 %, pero hay divergencias importantes entre las subregiones”, dijo la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, desde Ciudad de México.
En el Estudio Económico para América Latina y el Caribe 2018, el organismo señaló que la previsión de crecimiento para la región disminuyó en 0,7 puntos porcentuales frente a la estimación de abril pasado.
No obstante, se “mantiene una tendencia positiva, si bien muestra signos de ralentización” y hay mucha heterogeneidad entre países y regiones, indicó.
Se espera que América del Sur crezca 1,2 % en 2018, mientras que América Central lo haría en un 3,4 % y el Caribe un 1,7 %.
Por países, República Dominicana y Panamá liderarán el crecimiento de la región con aumentos en su Producto Interno Bruto (PIB) de 5,4 % y 5,2 %, seguidos de Paraguay (4,4 %), Bolivia (4,3 %), Antigua y Barbuda (4,2 %) y Chile y Honduras, que expenderán su economía en un 3,9 %.
Brasil y México, las dos principales potencias económicas del subcontinente, crecerán 1,6 % y 2,2 %, respectivamente.
Por otro lado, el PIB de Venezuela caerá 12 % y el de Dominica 6,4 %. Argentina, otra gran potencia regional, sufrirá una retracción de 0,3 %.
Este informe, de carácter anual, señaló que este moderado crecimiento regional se da en un “escenario global complejo”, caracterizado por conflictos comerciales entre Estados Unidos, China y otras naciones.
Además refiere riesgos geopolíticos crecientes, una caída de flujos de capitales hacia los mercados emergentes en los últimos meses, un alza en los niveles de riesgos soberanos, una depreciación de ciertas divisas frente al dólar y una expansión económica que “tiende a perder dinamismo”.