Margarita Quiroz
Nunca antes en la historia política de la República Dominicana una mujer había alcanzado tanto poder y compromiso de trabajo gerencial como el que desde el Ejecutivo se le ha otorgado a la vicepresidenta Raquel Peña.
Es más, nunca antes la Vicepresidencia de la República había desempeñado un rol tan protagónico, ni siquiera en la Era de Margarita Cedeño, que tuvo, en sus dos períodos, las dos P: poder y presupuesto, para dirigir las políticas sociales del país, desde el Gabinete Social de ese entonces, conocido como Progresando con Solidaridad, lo que hoy es Supérate.
Tampoco cuando doña Milagros Ortiz Bosch, durante el gobierno de Hipólito Mejía, quien además fue ministra de Educación.
Hace dos años, doña Raquel se convirtió en la tercera mujer en ocupar el cargo de vicepresidenta del país, tiempo atrás, distribuía las horas de su día a día entre lo que, una vez definió, sus dos pasiones, la educación universitaria y la administración de las empresas comerciales y tabacaleras de su familia.
Su círculo familiar siempre estuvo vinculada a la política, se lee en su biografía colgada en la página web de la Presidencia de la República, tal vez por eso aceptó tal responsabilidad. Ella no contaba ni con experiencia política ni de Estado, pero sí con una probada capacidad gerencial.
Cuando el hoy presidente Luis Abinader la escogió como compañera de boleta electoral nadie la conocía fuera de Santiago. Salió de su ciudad natal a luchar por la Vicepresidencia contra Margarita Cedeño, quien había sido primera dama, y dos veces vicepresidenta por el partido en el poder, el de la Liberación Dominicana (PLD), en una campaña presidencial y congresual amenazada por la irrupción de la covid 19 en el país.
La historia la conocemos, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) le ganó al PLD y, Raquel de forma express llegó al poder.
Con su elección, Abinader tuvo ‘buen ojo’, al punto de que, hoy día, ella es ‘los ojos detrás del presidente’. Nada de relevancia se mueve dentro del círculo de gobierno donde no tenga participación doña Raquel y, por demás, se le asigne comprometedoras responsabilidades. Ella ha sabido extrapolar su capacidad gerencial a la política ganando la confianza del presidente, la que no ha podido depositar en otro u otros de sus funcionarios.
Se dice que ella es la garante de que todo fluya como es debido entre el gobierno y el sector empresarial. ¡Eso dicen!
De ahí que doña Raquel sea una especie de encargada de manejo de crisis de Estado, por eso la vemos bailar todos los géneros.
Desde que asumió el poder fue designada coordinadora del Gabinete de Salud, con más poder que el propio ministro de Salud Pública, posición desempeñada en medio de la peor crisis sanitaria que ha sufrido el país y de la que salió airosa.
Esta semana, el Poder Ejecutivo la descargó de tal responsabilidad a través del decreto 594-22, sin embargo, le asignó ‘una papa más caliente’: apagar el fuego que arde en el sector eléctrico.
También, hace meses, fue descargada de la responsabilidad de ser encargada provisional del Ministerio de Medio Ambiente, otorgada por el presidente luego del triste asesinato del ministro Orlando Jorge Mera y posterior designación de Miguel Ceara Hatton.
Mucho, mucho antes, en julio de 2021, por orden del Poder Ejecutivo, y con la intención de formular la política nacional de innovación de la República Dominicana para 2030, se le asignó la coordinación de Gabinete de Inversión e Innovación.
Como vemos, para el presidente Abinader doña Raquel es una figura casi omnipresente, confiable y de confianza, que por circunstancias o intereses se ha convertido en la vicepresidenta de más poder en la historia del país.