Erica Malunguinho, una mujer trans, negra, nordestina, docente y formadora, fue electa diputada de São Paulo, la ciudad donde vive desde hace 16 años, y se convirtió en la primera trans que ocupará una banca en esa cámara en el país.
“Por una justa y necesaria alternancia en el poder”: fue una de las consignas más fuertes de la campaña que encaró desde el Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
A pesar de los resultados de la primera ronda, donde Jair Bolsonaro( Partido Social Liberal) -un candidato cuya plataforma es abiertamente discriminatoria contra la comunidad LGBT+, obtuvo la mayor cantidad de votos para la presidencia y avanza hacia el ballotage-, fue una elección con un número histórico de candidaturas travestis y trans en la historia de Brasil.
La representatividad transgénero en la carrera electoral aumentó nueve veces desde 2014 y este año ha contado con 53 candidaturas, frente a las 5 de 2014, de acuerdo con datos de Antra.
Entre las 53 candidatas transgénero figuraba la deportista Tiffany Abreu, aspirante a diputada federal por el partido Movimiento Democrático Brasileño (MDB), formación que lidera el presidente de Brasil, Michel Temer.
Quién es Erica Malungunho
“Yo, Erica Malunguinho, nací y crecí en Pernambuco, en una familia de militantes que creían en la política institucional como lugar importante para la construcción de una sociedad justa. Mi familia de origen, históricamente empobrecida en términos socioeconómicos, nunca fue incluida para los espacios de debates y participación efectiva dentro de las organizaciones. ¿Por qué será, no?” se pregunta al presentarse en su página web.
A lo largo de su campaña, propuso defender los derechos de todas, y especialmente de las más castigadas por la violencia estructural, entre ellxs, las mujeres, las personas LGBT+ y las afrodescendientes.
Según ella misma cuenta en su página web, a los 17 años empezó a investigar cómo es el proceso de construcción de las identidades transgénero a través de las artes performáticas. Llegó a São Paulo cuando tenía 20 años. Y empezó a explorar qué pasaba con esas identidades en el campo educativo, pero también a problematizar las categorías de raza y género. Fue profesora y agente cultural.
“Por fuerza de las circunstancias, por más de una década seguí en la formación de docentes y gestores de escuelas, guarderías, ongs y de la red de circos escuelas, para compartir lo que llamaban “ampliación del universo cultural “, cuenta en su biografía.
Se recibió de maestra en Estética e Historia del Arte en la Universidad de Sao Paulo. Y se convirtió en artivista y artífice de el “Quilombo” urbano Apareja Luzia, un espacio para el arte, la cultura, la política y la tecnologías de la negritud afrodescendiente. Su idea de impulsar “quilombos” en todos los estados brasileños fue uno de los ejes de campaña.