Petra Saviñón Ferreras
En este país, lo mismo que en América Latina enterita cuando votamos de forma masiva solemos hacerlo no por propuestas, sino para sacar a una administración que ha tenido mal manejo.
Así vamos en “probadera”, confiados en que el nuevo lo hará mejor y si tampoco resuelve, pues lo quitamos también.
Ahora andamos imbuidos en estos afanes, en sopesar el sufragio, en este momento de aguda y peliaguda crisis causada por la suspensión de las elecciones municipales.
Una situación con la Junta Central Electoral (JCE) como protagonista, que a estas alturas no da respuestas, no explica lo ocurrido la noche previa a los comicios.
Para quitar a esta gestión tenemos a sus opositores Fuerza del Pueblo, cuyo presidente Leonel Fernández ya ha gobernado tres veces y al que el complejo de Hybris enceguece de manera tal que no le permite ir más allá de su ego, de su obsesión por volver a Palacio.
Luis Abinader, a la cabeza del Partido Revolucionario Moderno, busca por segunda vez la Presidencia y en su afán de hallarla pacta con sectores antagónicos al peñagomismo y a los que él mismo adversó.
¿La izquierda? Plegada Partido de la Liberación Dominicana, al Revolucionario Moderno o a Fuerza del Pueblo, en su interés desmedido de gobernar y aunque no han estado al frente de la cosa pública de manera directa, algunos de sus miembros tienen participación en el Estado desde el Poder Ejecutivo y el Congreso.
Y sí, disfrutan los privilegios irritantes que tanto criticaron desde fuera. Lo mismo pasa con los perremeístas que ocupan curules en el Legislativo.
Todo esto nos abre un abanico y nos obliga a preguntarnos cuál es la salida. A ver una realidad que va más allá de partidos y que desnuda un sistema plagado de debilidades ancestrales.
¿Será tan descabellada aquella propuesta de Víctor Víctor de colocar en la boleta a Ninguno?
A lo mejor sirve para medir el descontento de una población que tirada a la calle ha mostrado que sabe exigir transparencia y que deja como gran lección al Gobierno y a la oposición que los vigila.