La muestra pictórica es un tesoro de formas, tendencias y giros visuales que estará abierta hasta el 8 de octubre. Se trata de un patrimonio estético digno de ser admirado
José Rafael Sosa
¿Qué ocurre cuando alguien descubre un tesoro artístico capaz de provocar una emoción estética singular, por el audaz manejo de la técnica, por la desbordante imaginación de neo formas imaginadas a partir de la realidad y por su reveladora configuración de formas y giros?
¿Qué pasa cuando quien descubre eso, advierte que es mucha la gente que no lo sabe y, por tanto, no ha de sentir nada frente a una obra particular, singular, reveladora de un talento del cual no se tenía noticias?
Es lo que acontece con una exposición con obras de Vicente Pimentel, declarado Maestro el Maestro de la pintura dominicana 2020, por el Ministerio de Cultura), gracias a la exposición de las obras suyas, aportadas por la familia Van Der Horts.
Esas obras son expresión de una gran historia, la crónica que atesora información, giros sorprendentes, dramáticos cambios, transformaciones a punta de voluntad, exigencia de disciplina y renuncias, muchas renuncias, todo en función de lograr su consagración artística.
Vicente Pimentel, un gran pintor al que le importó poco figurar en las portadas de las páginas sociales de los diarios de su país, inaugurando muestras o exhibiéndose en colectivas.
Era un sacerdote silencioso de su arte, de su capacidad de expresarse, del estudio y dominio de las técnicas visuales. Nacido en el Caribe, morena la piel, sin límites en sus aspiraciones de perfeccionar su talento, de fortalecer su quehacer con el impulso creativo de las corrientes pictóricas universales, se decidió – tras sus estudios formales en la Escuela Nacional de Bellas Artes (en los que destacó como un docente con responsabilidad y tenacidad en sus tareas), tomó rumbo en 1976 a la Gran Europa. Allí debía perfeccionar sus
técnicas y elevar al máximo sus inquietudes expresivas.
Francia lo recibe como becado con el fin de profundizar y explotar su talento, lo cual logra con méritos y reconocimiento de la crítica francesa y del resto del mundo. No tuvo, ni sintió, necesidad de regresar a vivir el aire de Quisqueya, sin ser despreciativo de su origen.
Seguía sintiendo el ser nacional por sus venas, solo que, en otro ambiente, ese que consideraba era el que mejores condiciones ofrecía para canalizar su necesidad de realización… Y perfección artística, requerido como estaba de tantas experiencias que incidían directamente en su crecimiento estético y personal.
Ahora se tiene la oportunidad de disfrutar de una muestra de su obra pictórica de gran formato, gracias a la muestra abierta hasta el 8 de octubre en Centro Cultural Banreservas y su sala Ada Balcácer, inaugurada la pasada semana, en colaboración con la Familia Van Der Linder, lo mínimo que corresponde hacer es acudir a constatar porque la pintura de este creador dominicano, cuyo nombre no es tan conocido, es tan trascendente.
“Hemos creado una modesta fundación, que tiene un solo objetivo: promover a Vicente Pimentel con la idea de hacer un acto en cada provincia del país, lo que estamos es llevándolo a estudiantes de bellas artes en las provincias para hablar de su vida y legado”, anunció Andrés Van der Horst.
Las palabras inaugurales estuvieron a cargo de Mijail Peralta, gerente de Cultura y director del Centro Cultural Banreservas, en las que indico que era un honor acoger las obras de Pimentel de parte de la Familia Van Der Horts, reconocida como una de las mas fieles coleccionistas de esas piezas.
La muestra ofrece la oportunidad de admirar una obra pictórica formidable, de giros creativos en los cuales la forma y el color se ponen a disposición de la gran experiencia visual, esa que ubica al espectador ante una obra sutil y compleja, expresiva y seductora.
El ojo de la crítica
Galería de Arte Dominicana que en la “pintura de Pimentel predominan las formas abstractas flotando en el espacio, con alusiones neofigurativas, en presencia perdurable y fugacidad irreflexiva. Visualiza un futuro cargado de interrogantes, saturado por la tecnología y la descomposición física y espiritual”
Cándido Gerón, narrador y crítico visual, sostiene que «Pimentel fue el pintor del Caribe que se dejó seducir por el aliento plástico francés, ambiente artístico que prefirió incluso por encima del atractivo de los museos y el arte de Estados Unidos. Con su obra, contundente, de talante internacional-neo humanista, social y crítica – nos ha dejado un gran legado para las artes y la cultura dominicanas».
En Memoria de la Pintura Dominicana, el artista e historiador del arte Danilo de los Santos (1942-2018), señala que “Vicente Pimentel es un artista que produce una obra repleta de referentes subjetivos y poéticos, que establece una búsqueda constante en la relación figura-signo en sus dibujos.
Ubicado en Francia, donde recodifica su pulso expresionista, paulatinamente llega a un notable discurso en el cual la abstracción no excluye el fuerte vigor de un movimiento diestro, conduciéndose hacia el estado de la interioridad”.