EN CONEXIÓN
Joseline Feliz Javier
Hace unos días disfruté muchísimo de un film cinematográfico que narra la historia verídica de Bart Millard, principal integrante de Mercy Me, grupo musical de donde surgió la famosa canción ganadora de premios, titulada “I can only Imagine” (“Si solo pudiera imaginar”) en la que se inspira esta dramática historia.
La película revela la realidad de un niño que a su corta edad tuvo que lidiar con un padre que, por circunstancias de la vida, se convirtió en un hombre totalmente frustrado y amargado; lo que hizo que Bart creciera en un ambiente completamente hostil, en el que sufrió agresiones físicas y psíquicas por parte de su propio padre que lo hacía una y otra vez sin piedad.
En medio de su desdicha, Bart encontró un refugio en el que se aferró con todas sus fuerzas, y con el que pudo salir adelante muy a pesar de su trastorno emocional como secuela de sus situaciones adversas. Su fe en Dios y la pasión por la música se convirtieron en antídoto perfecto y fuente de esperanza e inspiración para hacer realidad su sueño de ser artista.
Sin embargo, esta historia de la difícil infancia de Bart no es única, es la de muchas personas que andan por ahí con asuntos no resueltos, que van por la vida cargando una cruz tan pesada por la falta de perdón y gigantescas heridas con raíces profundas en el corazón, como resultado de múltiples violencia y maltratos recibidos.
Ciertamente no todos los que han experimentado situaciones similares, han tenido la dicha de Bart quien logró encauzar sus trastornos, y tomó la firme decisión de perdonar a su padre, renunciar a todo su dolor y sacarlo hacia fuera para dejarlo en el olvido.
La verdad es que hoy por hoy muchos continúan atados al dolor que los esclaviza, y en ocasiones se convierten en individuos con un estilo de vida antisocial, cometiendo actos que generan daño en los demás en forma de agresión, violando todo tipo de normas sociales e incluso delinquiendo.
Una de las frases que más me impactó en esta película fue el consejo que recibió Bart del productor que le ayudó a alcanzar el éxito en su carrera musical, quien le dijo: “Permite que el dolor se convierta en tu inspiración” y fue así como entonces surgió esta hermosa canción que ha sido de bendición para muchas personas.
Es una lástima saber que abundan familias disfuncionales, donde la violencia y falta de amor entre los miembros son parte del menú diario de cada día. La buena noticia es que en Cristo se encuentra sanidad. Él es especialista en hacer nueva todas las cosas. Lo promete en su palabra, donde dice: “He aquí que yo hago cosas nueva; pronto saldrá a la luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”. Isaías 43:19.
Un grato reconocimiento al Banco del Progreso quien, con el apoyo del Palacio del Cine, ofreció esta película basada en valores familiares, a un nutrido grupo de periodistas que junto a sus hijos y relacionados disfrutaron de “Tarde de Película Progreso”.
Lesiones aprendidas:
· No tienes que dejar que el pasado controle y determine tu futuro
· El mejor remedio para el rencor es el perdón
· Perdonar es una decisión en la que borras la lista de las ofensas que has recibido
· Debemos dejar de aferrarnos al dolor
· El enojo no resuelto, producto de un daño intencional o no intencional se convierte en una fuerza letal
· Decide y declara: “Ya no me debes más”
· Dios es especialista en resolver entuertos y ayuda a sanar las heridas.