Redacción elDigital.com.do
El destacado periodista e historiador Miguel Guerrero criticó lo que ha denominado “la cultura de no pagar a tiempo” por parte del Estado dominicano, por lo que sugiere la promulgación de una ley “de pronto pago”, que obligue hacer pagos en un plazo no mayor de 45 días.
@miguelguerrero, a través de su cuenta de Twitter, considera que con esta ley de “pronto pago” se obligaría no sólo al Estado sino a los negocios privados a pagar en un tiempo prudente, no en 120 y hasta 150 días después de emitir facturas, práctica, que a su juicio, arruina a los más pequeños.
“De acuerdo con el editorial de Hoy sobre “la cultura de no pagar a tiempo” del estado dominicano y creo que es necesario una ley de “pronto pago” que obligue también a los negocios privados a pagar en un plazo de 45 días y no de 120 y 150, práctica que arruina a los más pequeños”, dice Guerrero en su twitter.
Guerrero con su Twitter se refiere al editorial del pasado 1 de febrero del periódico Hoy que dice:
La cultura de no pagar a tiempo
El Estado dominicano debe sentirse compelido a regularizar sus relaciones y pagos con proveedores, contratistas-constructores, centros públicos de salud y de autogestión y otras entidades descentralizadas o autónomas que brindan excelentes servicios a la sociedad. Lo lógico es que la llegada demasiado tardía del dinero genere un desastroso efecto dominó: ¡Todos al agua! Esto da pie a cadenas de impagos que pueden deteriorar servicios y bienes contratados para destinarlos al pueblo.
La alimentación escolar caería en precariedades por provenir de mini-entidades sumidas en crisis por la mora. Se empeoran hospitales con peligros para la salud y la vida de pacientes y suben los costos de obras en pago tardío, en desprecio al sacrificio de los contribuyentes que sostienen el Presupuesto. Los engranajes de corrupción se activan por la desesperación de acreedores dispuestos a dejarse “morder” para que les paguen.
La morosidad estatal no tiene excusas y detrás de ella se olfatean ineficiencias burocráticas, con funcionarios reaccionando a última hora. De repente emerge alguien que extrae de su “chistera” alguna solución instantánea. De buenas a primeras llegan unos cheques para tranquilar a la gente que se escandalizó. Queda en evidencia entonces que el colapso a que se ha aproximado el servicio de comestibles en los planteles de todo el país tendría en su origen fallas e inercias en el orden administrativo.