Miguel Gómez es un gran maestro de la plástica dominicana. Presidente del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos en el período 2019-2021, nació en 1953 en Santo Domingo. Concluyó sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, actual ENAV, en 1982.
Ha conjugado la elaboración de su obra artística individual con la labor docente en el Centro de Arte “Cándido Bidó” en Bonao y en la Escuela de Arte y Museo Cándido Bidó de Santo Domingo, así como en la Escuela de Arte Luc y la Escuela Expresión del Caribe de las que fue fundador. Ha impartido también talleres de educación artística a niños, adolescentes y jubilados.
Ha participado en más de veinte exposiciones individuales y más de treinta colectivas y sus obras se encuentran en importantes colecciones en diversas partes del mundo como Europa, América Latina y el Caribe, Estados Unidos y Japón.
Entre sus exposiciones individuales han destacado “Marginalidad” (1984), su segunda individual en la Galería Arawak (1986), tercera individual (1987) en la terraza del Hotel Embajador, “Caribe evolución de lo Concreto (1993) en “Galería Luc”, exposición en Aldo Castillo Gallery (1998) en los EE. UU, “Expresiones Caribeñas” (2008) en Éxodo Galería de Arte en Puerto Rico.
En cuanto a las muestras colectivas en que ha estado presente queremos mencionar el Primer Concurso de Arte “Jaime Colson (1979), el Concurso de Arte Eduardo León Jimenes de 1982, Cotal-2 (1982) en el Voluntariado de las Casas Reales, “Generación de los 80” (1983) en Altos de Chavón, el XIII Aniversario de la Galería de Arte Moderno (1986), el Concurso-exposición “25 jóvenes pintores para las Américas” patrocinado por la OEA, exposición “Sesenta pintores” en el Museo de Arte e Historia de San Juan, Puerto Rico, la exposición “Colectiva Dominicana” en la Galería de Arte de Mery de Bernal en el Museo Marriot en Panamá, la Bienal de Artes Visuales de Santo Domingo de 1990 y la exposición inaugural de “Mi Galería” en Chicago, EE. UU realizada ese mismo año y Primavera 1992 en la Alianza Francesa de Guadalupe.
Entre las más recientes, se encuentran la muestra colectiva realizada en el Fine Art Forum en el Metropolitan Pavilion en New York, EE. UU. en el 2007, The First Chicago Latin American Art Fair, River Art Center en Chicago, la presentación de sus obras junto a las de otros artistas en la Galería Conacher de San Francisco, California y “27 artistas dominicanos “en el Centro Cultural Plaza España en Lima, Perú en el 2008.
En el día de ayer, viernes 29 de octubre, a las 7:00 de la noche, inauguró en la Casa de la Cultura de Jarabacoa la exposición “Transfiguraciones” donde recrea de forma onírica y frondosa cuerpos, rostros en mutación hacia lo vegetal, lo heterogéneo y colectivo en un caos ordenado y estético de formas y colores.
Miguel Gómez trabaja de manera magistral diferentes técnicas como la acuarela, el óleo y el acrílico. En sus temáticas se observan el desnudo femenino, las bailarinas, la figura humana en general, el ritmo de los cuerpos que se enlazan, el descanso y la charla sentados en taburetes de madera, las casas del campo, la música y el carnaval, los oficios, los rostros con una dulce sonrisa y el sempiterno amor.
Su arte, donde la relación entre figura y fondo se rompe con ternura, amalgama figuras envueltas en los celajes de una visión reinterpretada de la realidad, poéticamente expresada, donde los tonos van desde los azules y verdes que transmiten calma y laxitud a los rosas y los rojos de la pasión y la alegría, creando una atmósfera infinita, suave y llena de magia que convida al espectador a contemplarla por largo tiempo para ir descubriendo sus facetas y velados mensajes.
En su evolución se observa un camino que lo lleva de obras más figurativas, con fondos más simples hacia otras cada vez más abstractas y complejas que, sin embargo, no abandonan del todo su referencia a lo concreto. Sus líneas se diluyen y conjugan paulatinamente en una selva sutil de formas que se encuentran y se integran.
La captación del entorno se ha ido estilizando y espiritualizando para convertirse en un universo paralelo donde habita plenamente la imaginación deslumbrante de este autor. Va dejando de ser, como decía Auguste Comte a su amigo Courbet “un ojo para ver y una mano para pintar” para convertirse en cada lienzo en un hacedor de mundos donde se puede descubrir todo lo nuevo, todo lo bello.
Este caballero del arte con su voz amable, con su paciente y sabia presencia, nos ha convocado ahora a disfrutar de ésta, su nueva exposición individual, cargada de volúmenes figurados, de figuras etéreas, de luz tropical y de signos diversos por revelar.
Disfrutemos contemplando sus cuadros, hijos de sus manos y de su talento, para sentir en ellos lo que solo podemos ver-como decía Saint Exúpery- “con los ojos del corazón”.