Petra Saviñón Ferreras
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Cuando la formación escasea, el ser humano es esclavo de sus propios errores y de las imposiciones ajenas y esto abarca todas las áreas en las que necesita tener dominio, sí claro, incluye la sexual.
Un estudio del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec) arrojó que la mayoría de las estudiantes universitarias usan la pastilla de emergencia como método de planificación regular. Una píldora que según esa y otras contribuciones científicas sitúan con una efectividad menor a otros y que usado con regularidad trae consecuencias.
Si esto ocurre en segmento ¿A qué nivel llegará la escasez de información entre las adolescentes? ¿Con un panorama así, podemos reducir la tasa de embarazos no deseados?
Todavía nos sacude la noticia de que una niña de 15 años parió tres niños y ahora convertida en madre debe velar por su alimentación, su salud y educación, cosas a las que ella misma tiene poco acceso.
Es un drama terrible. Pero lo mismo que en el caso de la adolescente embarazada y muerta por su pareja cuando intentaba hacerle un aborto, esta situación ha traído un comentario con la misma razón de fondo-si el aborto fuese legal esa muerte no habría ocurrido-expresaron voces con el caso Emely.
-Si el aborto fuese legal, esa niña no hubiese parido- dicen estas otras voces ante este otro escenario
Acontece que el asunto va mucho más allá. En ninguno de los dos casos, esas menores expresaron intención de abortar, al contrario en el de la que perdió la vida, ocurrió preciso esa atrocidad por su negativa.
Igual, con la muchachita parida, el gran error aquí es el de ir a vivir en pareja con una precocidad que asombra. Ese es el punto mayúsculo.
El proyecto sobre la legalización del aborto contempla tres causales y esas chicas no encajan en ninguna y aunque fuera una despenalización que abarcara más opciones, una mujer que no quiere abortar no aborta aunque la ley lo contemple, es más que claro ¿Cierto?
De todos modos, es esencial mantener la certeza de que la fiebre no está en las sabanas y que el asunto es mucho mayor, que el aborto reduce la natalidad pero no los embarazos.
Nos maltrata los oídos escuchar sobre la cantidad de uniones tempranas, legalizadas por el matrimonio, que gracias a la vida pueden ser suprimidas y las libres, que son un problema más espinoso y cuya erradicación requiere un trabajo más profundo.
Nos golpea la vista tanta muchachita preñada, unida o no y esa tragedia es más compleja de lo que queremos asimilar.