El candidato liberal tiene que agradecérselo en parte a Trump, al que Trudeau plantó cara, y cuyas decisiones y declaraciones han contribuido a un auge del nacionalismo canadiense.
Mark Carney, candidato del Partido Liberal y actual primer ministro en funciones de Canadá, ha ganado las elecciones legislativas federales celebradas este pasado lunes, y que han estado marcadas por la guerra comercial iniciada por Donald Trump y por las amenazas del presidente estadounidense de convertir a su vecino del norte en el estado 51º.
Las divisiones internas en los liberales y los bajos niveles de aceptación popular obligaron a dimitir a su antecesor, Justin Trudeau, tras nueve años de gobierno en los que emprendió reformas progresistas. Pero Carney, economista que ha presidido dos bancos centrales, ha conseguido darle la vuelta a las encuestas e imponerse al candidato del Partido Conservador, Pierre Poilievre, que ha prometido que liderará la oposición.
El candidato liberal tiene que agradecérselo en parte a Trump, al que Trudeau plantó cara, y cuyas decisiones y declaraciones han contribuido a un auge del nacionalismo canadiense.
Mark Carney (60 años), se muestra como un orgulloso ciudadano del país de la hoja de arce, pero su educación superior y gran parte de su carrera se han desarrollado fuera.
Nacido en el Territorio del Noroeste, estudió economía en las universidades de Harvard (EE.UU.) y Oxford (Reino Unido), y trabajó para la firma estadounidense de servicios financieros Goldman Sachs, donde llegó a ser director de inversiones bancarias.
Según él mismo ha contado, se interesó por la economía escuchando a John Kenneth Galbraith, otro economista canadiense, seguidor de las teorías del británico John Maynard Keynes. El keynesianismo defiende, entre otras cosas, la intervención pública en la economía cuando sea necesario.
Entre 2008 y 2013, Carney fue gobernador del Banco de Canadá, y tuvo que hacer frente a la crisis económica. Al contrario que otros responsables de bancos centrales, decidió actuar con prontitud y bajar los tipos de interés para proteger la economía real. Se estima que su política permitió que el país sufriera menos que el resto de miembros del G7 y pudo recuperar antes los indicadores previos a la crisis.
En 2013 se convirtió en el primer gobernador no británico del Banco de Inglaterra. En Londres se manifestó en contra del Brexit y a favor de inyectar liquidez a los mercados para garantizar su estabilidad.
En 2020 dejó el banco y se convirtió en enviado especial de la ONU para la Acción Climática y las Finanzas. Durante la pandemia del COVID, asesoró a Trudeau. El Partido Liberal le había designado como el jefe del equipo que debía diseñar el programa económico para las elecciones, antes de la marcha de Trudeau.