Por María Fals
M.A.Crítica e Historiadora del Arte
El arte refleja el contexto histórico social en el cual se gesta. Refleja la subjetividad del artista y, al mismo tiempo, el contexto con el que el artista interactúa en una época determinada, constituyéndose en un fenómeno psico-social.
El arte tiene, entre otras, las funciones estética, social y comunicativa. Va desde la representación de las imágenes hasta la educación en valores. Es una forma de conocimiento del mundo, es testimonio de los sucesos ocurridos en una sociedad o época y permite educar en principios éticos, siendo un instrumento de concienciación.
Las obras de arte han respondido a la ley de la oferta y la demanda, varían de acuerdo con los intereses de la sociedad, vinculando de esta manera la función social del arte a las reglas del mercado.
El arte está altamente vinculado al medio social; existe una fuerte relación entre la producción artística y los paradigmas sociales. A través del arte se pueden comprender las características de la sociedad en la que surge.
Lo artístico puede legitimar estructuras sociales. Al respecto, se han podido observar múltiples ejemplos a lo largo de la historia. Citaremos sólo el caso del arte egipcio antiguo, donde la concepción teocrática influyó en la creación de obras como las pirámides, la esfinge y la máscara de Tutankamón. Ejemplos más cercanos son el Barroco de carácter cortesano, con el busto de Luis XIV de Bernini que daba propaganda al absolutismo y, en
el pasado siglo, la cinematografía de Serguei Eisenstein en defensa de las ideas de la Revolución de Octubre ya en el poder, que gestó películas memorables como “El Acorazado Potemkin”.
También ha servido para promover cambios y transformaciones trascendentes. El Himno “La Marsellesa” fue el canto que acompañó las luchas por la igualdad, la libertad y la fraternidad en el siglo XVIII en Francia y sus notas han influenciado numerosos himnos de Latinoamérica independiente.
En la República Dominicana tenemos las obras de José Ramírez Conde y Silvano Lora, artistas visuales del siglo XX con ideas revolucionarias, portadores de un arte innovador, que usaron su arte como instrumento para promover cambios sociopolíticos.
El arte puede transformar las sociedades y su cultura, de las cuales es parte, expresión y reflejo. La sociedad aporta al artista temas, concepciones, contexto para desarrollarse.
Este, a su vez, influye en ella a través de la creación de nuevos paradigmas, de gustos estéticos, de concepciones sociales novedosas que puede transmitir desde el punto de vista conceptual. A través de las emociones que genera, comunica eficazmente una información o concepción ideológica que pudiera cambiar la sociedad y sus valores.
Refiriéndonos al contexto nacional, lo que llamamos arte dominicano, tiene raíces africanas, españolas, algunas temáticas taínas y elementos de otras diferentes culturas.
Cada región, cada clase o grupo social, cada comunidad tiene diferencias y semejanzas con otras, por ser producto de una evolución local y al mismo tiempo general.
Para poner un simple ejemplo de lo anterior, la mangulina y el carabiné, el palo de mayo, los palos, el dembow y la música urbana, la bachata, el merengue, son parte de la música de nuestro país, pero expresado con fórmulas musicales distintas, surgidas en contextos diferentes, unificados bajo el mismo concepto de “lo dominicano”.
El arte puede contribuir al conocimiento integral de la identidad de un pueblo y de sus valores culturales, dando a conocer la producción material e inmaterial de sectores que han sido marginados por los grupos dominantes.
La cultura en general y el arte dentro de ella, son altamente heterogéneos. No existe el arte único de un pueblo, coexisten las “artes” de diversas culturas y comunidades particulares, de grupos dentro de un pueblo,
en una diversidad que se unifica e imbrica en un todo.
Lo histórico-social influye en las creaciones artísticas. El arte deja su huella en el pensamiento, en el quehacer, en las concepciones de vida de las sociedades de todas las épocas y grupos culturales en una interinfluencia llena de dinamismo que evoluciona constantemente en una eterna espiral de subjetividad, objetividad, lucha e integración.