Viviendo en positivo
Walkiria Caamaño
La autora es especialista en comunicación, manejo de crisis y asuntos externos.
¿Qué nos pasa por la mente cuando escuchamos o leemos la palabra crisis? ¿Cuál es nuestra reacción interna más profunda, la que no mostramos a nadie?
La palabra crisis suele evocar sentimientos de temor, de defensa, de alerta. A nivel gobierno o empresarial requiere de conformaciones de comités, tener salones de crisis preparados para afrontar la situación, sea cual sea. La crisis se asocia frecuentemente a problemas, dolor, pérdidas, mucho trabajo, horas sin dormir, estrés, preocupación; en suma, creo que no me equivoco al decir que la crisis es normalmente atada a algo negativo, malo o no deseado.
Si somos honestos con nosotros mismos, nunca vamos a desear que nos toque enfrentar una «Crisis» del tipo que sea, a nivel país, a nivel mundial, a nivel familiar o personal, aun así la realidad es que la probabilidad de que en algún momento de nuestra corta existencia tengamos que lidiar con algún tipo de situación que se catalogue dentro de ese término, es muy alta.
En mi profesión, desde hace más de una década, una de mis responsabilidades ha sido desarrollar y mantener actualizados los manuales de manejo de crisis de las empresas. El mismo contempla el proceso de escalamiento, los lineamientos de comunicación, hasta el más mínimo instrumento que debe haber a la mano, pasando por los distintos procesos y roles que han de estar listos para cuando sean convocados en la activación, los miembros del comité de crisis. Estos manuales son puestos a prueba, al igual que la capacidad de la organización de reaccionar adecuadamente, através de ejercicios y entrenamientos.
En contraste, en nuestra vida personal, creo que nunca he escuchado a alguien decir que ha preparado su «manual» para manejo de crisis familiar, personal o que lo han practicado, o que se han ejercitado para esto. La vida misma se encarga de prepararnos, si estamos atentos y somos perceptivos, es probable que estemos medianamente listos para cuando llegue ese momento.
Tomando como partida que definitivamente enfrentaremos algún tipo de crisis en algún momento de nuestra existencia, la diferencia de su impacto en nosotros se verificará en el cómo lo asumimos, no tan solo en cómo lo manejamos. Con esto me refiero a:
Me hago el loco, actitud supra positiva porque ¨todo pasa¨ esperando que pase rápido y me olvido de eso lo antes posible
“Ni modo, a esto hay que buscarle la vuelta”, hago todo lo que pueda y trato de seguir adelante,
Manejo la situación, busco ayuda, me asesoro tratando de recuperarme y volver a mi situación normal lo antes posible ( a esto en las empresas le llamamos ¨continuidad del negocio¨)
Si lo pensamos bien, todas las opciones arriba mencionadas son humanas y probablemente bastante comunes. ¿qué pasa si vamos mucho más allá?
Como resultado de la primera guerra mundial sobre las monarquías, la historia cuenta cómo varias de ellas fueron derrocadas por el proceso de la guerra, eliminadas por completo y reemplazadas por el sistema democrático, tal fue el caso de Alemania, Rusia y el monarcado Austro-Húngaro.
En el caso de Gran Bretaña, en ese momento encabezada por el Rey Jorge V, ante la sorpresa de muchos (me atrevo a decir que incluso de ellos mismos), logró mantenerse en pie a pesar de todas las adversidades.
¿Cómo lo lograron? Además de la guerra, que era ya una crisis en sí misma, la monarquía inglesa se encontraba frente a otra amenaza: la supervicencia de su dinastía.
El Rey Jorge V era primo del Kaise Alemán Guillermo II, siendo Alemania el principal adversario de Gran Bretaña durante la guerra. Por otro lado el Rey Jorge mantenía el apellido germano ¨Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha¨, nombre con el cual, según cuentan algunos historiadores, estaban marcados los aviones que bombardearon Inglaterra. La animadversion contra todo lo que se asociara a alemania, más las nuevas corrientes que promovían la monarquía como algo obsoleto y el paso al sistema democrático -bajo el formato de República- como el futuro, ponían en la guillotina, casi literalmente, el reinado del Imperio Británico. Fue así como la corona decidió cambiar el nombre de su casa… su apellido, su identidad, la de su familia. Como imaginan, esta propuesta de un cambio tan contudente, tan radical, no fue aceptado facilmente. Aun así, la familia comprendió que: o se ajustaban y cambiaban, o probablemente desaparecerían. Es así como luego de analizar varias opciones, se cambia el apellido de la familia real a Windsor, apellido descendiente de la reina Victoria. Y es así como pasa a bautizarse como Casa Windsor -identidad que se conserva hasta hoy en día- y renace la nueva monarquía inglesa, sobreviviendo la guerra y resurgiendo renovada, fortalecida, mucho más popular y con mayor credibilidad para manejar la crisis post guerra, sabiendo adaptarse e integrarse a los grandes cambios post edad media.
Son muchos los hechos históricos con mensajes similares. Así también en nuestras vidas, hemos visto ejemplos distintos de personas que luego de periódos dificiles de pérdida laboral, divorcios, derrota económica, al tocar fondo logran despertar esa fuerza, esa visión, esa valentía y esa creatividad que le llevan a una nueva era de su propia existencia.
Vivir los momentos de crisis conscientes y atentos, pendientes de cuáles son las oportunidades que pudieran surgir o que nosotros mismos podríamos crear, requerirá que intencionalmente activemos nuestra atención, nuestra creatividad para crear nuevas circunstancias que promuevan nuestro crecimiento, nuestro desarrollo, nuestro avance, nuestra superación.
Los momentos de retos intensos, pueden convertirse en el punto de inflexión que propulse un vivir distinto: un proyecto exitoso, un enfoque renovado, un ojo perceptivo a las oportunidades, un aprendizaje, un crecimiento personal invaluable, una renovación de las relaciones familiares, un valorar lo que es realmente importante. Esto por mencionar sólo algunos ejemplos.
Espero que al finalizar estas líneas pensemos en prepararnos de manera proactiva, no solo para manejar las crisis, si no para verlas con ojos distintos, con eso en mente les dejo una cita que me compartió hace poco mi amiga querida, Tania Ortíz: «Cuando es escrito en Chino, la palabra crisis está compuesta por dos caracteres: Uno representa peligro y el otro representa oportunidad», John F. Kennedy
Que ante los peligros de la vida, los retos y las dificultades, encontremos la fuerza, la determinación, la valentía y la decisión de convertirlos en ocasión de crecimiento y mejoras.