Petra Saviñón Ferreras
Las juntas de vecinos tienen un papel poco definido en los barrios, sin embargo, en tantos casos constituyen canales para llevar soluciones a sus comunidades, sobre todo a las más urgidas y desfavorecidas.
Así, cuando esas entidades trabajan con criterio de soporte, de canales entre las autoridades, el sector privado y los moradores transforman, cambian su entorno y salvan sobre todo a niños y jóvenes.
Los liberan de las garras de la delincuencia, la violencia, los vicios y otros crueles látigos que fustigan inmisericordes y con más ganas a los de abajo, los impulsan a seguir hacia el éxito mediante el estudio, los deportes, las actividades artísticas, culturales, sociales y comunitarias.
Tan poco conocida es la función de esas organizaciones, que aunque la gente acude a votar para elegir directiva, no existe una visión clara de qué le corresponde, de cuál es su trabajo.
Tal vez un poco de orientación las enaltezca y borre un poco el lastre con el que les cargan los que expresan sospechas en cuanto a su manejo, más en la parte financiera. Claro, esto amerita igual que su cabeza pise fino y cuele su café diáfano.
Si bien hay dudas en cuanto a juntas de vecinos bastante cuestionadas y hasta intervenidas, del mismo modo existe un trabajo palpable de líderes barriales luchadores incansables por el bien colectivo.
Hombres y mujeres, mujeres y hombres centrados en el crecimiento de sus sectores, entregados a fomentar la sana convivencia, la paz social y el desarrollo integral de su gente.
Esos merecen un espacio aparte, un homenaje como este.