Petra Saviñón Ferreras
¿Qué los que cuestionen una acción negativa no tengan calidad, desmerita su opinión, más aún, le quita a ese proceder deplorado su carácter de malo, y sobre todo, lo convierte en bueno? ¿Es válida una defensa sobre la base de si a otros les criticaron su accionar o no?
Estas preguntas están desprendidas de la reacción de la procuradora general Miriam Germán Brito a las críticas del Observatorio por el Justo Proceso al manejo del Ministerio Público en casos de corrupción.
Los señalamientos llevaron a la funcionaria a calificar a los integrantes de la entidad de reciente creación como los saulos, en alusión a ese personaje bíblico caído del caballo cuando perseguía a los cristianos.
La cabeza del órgano investigador, elaborador de expedientes y ejecutor de allanamientos, restó méritos al grupo y dijo que a algunos sus acciones del pasado “casi” los descalifican y que a la anterior gestión no le criticaron su actuar incorrecto.
Es entendible su reacción, pero lo que en realidad importa es si tienen o no razón. En eso debe estar fija la atención, clavada la vista de esta titular en la que están cifradas tantas esperanzas, tantos anhelos de justicia.
Lo relevante debe ser lo denunciado, más que quien lo denuncia. Es como aquel refrán si el consejo es bueno, no importa de dónde venga. Claro, en este caso hay que analizar cuánta veracidad tienen los críticos, los argumentos que ofrecen, las pruebas.
Nada más cierto y por eso, ahí preciso debe estar centrada la atención, en atender los planteamientos. Cualquier sugerencia que sirva para mejorar el sistema de justicia es válida y debe ser sopesada.
En el debate formado por las declaraciones y contradeclaraciones, de inmediato y con otra cita bíblica, los abogados observadores respondieron a Germán Brito que su estrategia es desacertada y le sugirieron dejar de actuar como la mujer de Lot, de mirar para atrás.
Le advirtieron que seguirán sus reclamos ante las actuaciones desproporcionadas de esa entidad, sin importar a quién beneficien o perjudiquen. El órgano de reciente creación consideró una estrategia desacertada la respuesta de la procuradora “refugiarse en lo sucedido en el pasado para justificar los excesos del presente”.
Es que insisto, si esos juristas callaron ante ilegalidades y atropellos de la anterior gestión, hicieron muy mal, es indiscutible pero igual, lo importante aquí es que sin importar quién esté al frente del Ministerio Público, las cosas sean manejadas con respeto al debido proceso, a la Constitución y a las leyes, per secula, seculorum.