Nelson Encarnación
Este encabezado fue empleado en un artículo que publiqué dos años después de los traumáticos comicios de 1990, de los cuales el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) emergió como una potencia electoral de indiscutible empuje, al disputar el poder al eterno reeleccionista Joaquín Balaguer.
El hecho de que el presidente Balaguer venciera al profesor Juan Bosch por apenas 24,400 votos (equivalentes a una diferencia de 1.56%, un resultado abrumadoramente cuestionado), proyectaba la idea de que al PLD le había llegado el momento de situarse en el polo del bipartidismo frente al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).
Sin embargo, lo siguiente sería una caída estrepitosa en la intención del voto peledeísta, que configuró un descalabro impresionante de la formación morada y la recuperación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y José Francisco Peña Gómez como oponentes fundamentales al quinto proyecto reeleccionista del doctor Balaguer.
A partir de dar seguimiento a una secuencia de encuestas en las cuales aparecía el PLD situado en una tercera y poco auspiciosa posición, fue que escribí aquel enfoque periodístico cuyo título he refrescado en esta oportunidad.
Y viene a coincidir que se trata del mismo actor de entonces, es decir, el PLD, al que evidentemente le está cayendo la maldición del tercero, pues no es verdad que 30 mediciones puedan estar confabuladas para generar un sesgo malicioso y dañar las posibilidades electorales de esta formación política y su candidato.
Otra coincidencia de esas que resultan inexplicables, es que, si nos remontamos a 1994 y la bajada que tuvo el PLD entonces (33.8% en 1990 frente a 13.1 en 1994, o sea, 20.6%), la historia prácticamente se está repitiendo de cara a 2024 con escasos matices.
Me explico: en 2020 el candidato del PLD obtuvo el 37.4%, y conforme la media de las encuestas publicadas, Abel Martínez lleva una tendencia de pérdida de entre el 19 y el 22% respecto del resultado alcanzado por Gonzalo Castillo.
Esto nos dice que no está quedando duda de que al PLD le acecha la maldición del tercero y que el destino de Martínez Durán no estaría demasiado lejos del que tuvo el expresidente Leonel Fernández en 2020, aunque esto parezca un tremendismo.
No sugiero ni remotamente que vaya a obtener el nueve por ciento de Leonel en las pasadas elecciones, pero sí que su desempeño estaría condenado al signo maléfico del tercer lugar.