Página Abierta
Rafael E. Capellán Costa y Ellen Pérez Ducy
Como país signatario del FMI y en conformidad con el seguimiento acordado en su artículo IV del Convenio Constitutivo, la República Dominicana recibió una misión de técnicos de ese organismo multilateral, la cual realizó el correspondiente diagnóstico anual de las principales condiciones económicas y financieras del país y de sus medidas de política económica implementadas durante el año 2018. Sus conclusiones están contenidas en un documento realizado con datos a mayo del año 2019.
Es importante destacar que, en momentos de una creciente incertidumbre internacional, el reporte elaborado por el FMI considera al país como una economía de sólido desempeño. Y es aún más importante el hecho que se valoren las políticas públicas implementadas, resaltando en particular la alta credibilidad de la política monetaria.
Este aspecto resulta trascendental si consideramos que dicha política se ha ido fortaleciendo hasta ser “comparable a la de los principales países con metas de
inflación en América Latina, los cuales tienen una larga trayectoria”.
En aras de contribuir a la discusión y el análisis que se ha generado en la opinión pública y los agentes económicos sobre esta evaluación, deseamos resaltar en el presente artículo los principales elementos que consideramos consistentes con las políticas recientemente implementadas por las autoridades gubernamentales. Específicamente, deseamos resaltar el sostenido crecimiento de la economía dominicana ante un contexto adverso, el control de la inflación, los avances en materia fiscal y la favorable posición externa del país.
La primera observación del documento del FMI es que el país lideró el crecimiento en la región de América Latina y el Caribe con un 7.0 % en 2018, recuperando ímpetu, a pesar de condiciones externas menos favorables. El FMI entiende que la oportuna flexibilización de la política monetaria en respuesta a la desaceleración económica en 2017, las condiciones externas de apoyo y el fortalecimiento de los ingresos impulsaron esta recuperación en 2018.
El impulso positivo continuó a principios de este año, aunque a un ritmo más lento, alcanzando una tasa de 4.7 % para el primer semestre de 2019. Esta ralentización del crecimiento se ha debido, entre otros factores, a la sequía en la región Norte del país, al efecto que tuvo la desaceleración mundial y la campaña mediática sobre eventos ocurridos en el ámbito turístico en meses recientes, así como al impacto de las expectativas propias del ciclo electoral y los debates constitucionales, que también afectaron la inversión doméstica. Dadas las condiciones económicas imperantes en la actualidad, las autoridades monetarias han reevaluado sus estimaciones de crecimiento en torno al 5.0 % para 2019.
Un segundo elemento que en nuestra opinión amerita ser destacado es el control de la inflación. Sobre el particular el reporte del FMI destaca que las autoridades monetarias han preservado la estabilidad de precios a pesar del alto crecimiento económico, lo que ha conferido una alta credibilidad a la política monetaria en la República Dominicana, traduciéndose en un mayor anclaje de las expectativas de inflación, las cuales se mantienen alrededor de la meta incluso ante choques que provoquen desvíos del rango objetivo.
En adición, los esfuerzos en pos de una mayor transparencia en las operaciones de política monetaria y una comunicación efectiva de estas medidas, han coadyuvado a reducir la incertidumbre inflacionaria.
Como se mencionó al inicio de este artículo, el Fondo afirma que la credibilidad de la política monetaria en la República Dominicana es comparable a la de los principales países con metas de inflación en América Latina, algunos de los cuales tienen una larga trayectoria como el caso de Chile o Perú por lo que se puede afirmar, sin lugar a dudas, que el manejo monetario de la economía dominicana va por muy buen camino.
Con respecto al manejo fiscal, el documento resalta el significativo esfuerzo llevado a cabo por la Dirección General de Impuestos Internos en aumentar las recaudaciones y el compromiso asumido por las autoridades en cuanto al fortalecimiento de la sostenibilidad fiscal.
Esto se hace evidente en la reducción del déficit del SPNF el cual, según el informe del FMI, alcanzó 2.7 % del PIB en 2018, lo cual se logró gracias a la significativa mejoría de los ingresos tributarios señalada anteriormente. Se estima que este déficit se reduzca aún más en 2019, como resultado de los señalados esfuerzos de mejora en la administración tributaria y la voluntad expresa por parte de las entidades correspondientes en disminuir las transferencias al sector eléctrico.
Por otro lado, en el acápite que contiene el informe del FMI sobre la opinión de sus Directores Ejecutivos, se reconoce que la deuda pública dominicana aún se mantiene dentro del rango de la sostenibilidad. En el texto publicado por el organismo se señala que la deuda pública mantiene una “perspectiva de mediano plazo sostenible y resistente a los choques externos” y se confiere una alta importancia a la necesidad de controlar el gasto y el endeudamiento público, a la vez que se realicen
las reformas estructurales necesarias para conferir una mayor fortaleza a la posición fiscal.
En este tenor cabe señalar, que el endeudamiento de los últimos años se ha contratado en un contexto internacional de tasas de interés históricamente bajas por lo que el país ha aprovechado esta oportunidad de financiamiento en moneda dura al mismo tiempo que se ha desarrollado el mercado local de valores mediante la emisión de instrumentos en moneda nacional, los cuales también han atraído a inversionistas internacionales que evalúan como seguras sus apuestas en una economía dinámica y estable.
Como resultado de las emisiones en moneda nacional, la proporción de la deuda pública consolidada denominada en moneda extranjera se redujo desde un 61.3 % en 2012 a un 54.1 % en marzo de 2019 según la metodología del FMI.
En adición, y con miras a minimizar las vulnerabilidades de la deuda pública, se están priorizando las emisiones de deuda a largo plazo. De esta manera, el vencimiento promedio de la deuda del SPNF se ha incrementado desde 6.7 años en 2012 a 10 años en el presente.
Un cuarto punto que deseamos destacar es la afirmación por parte del Fondo de que “la posición externa está ampliamente en línea con los fundamentos” y el panorama económico luce positivo a pesar de los retos, donde la mejoría del clima de inversión ha sido un importante foco de la política en los últimos años.
En línea con mayores precios del petróleo, el déficit de la cuenta corriente cerró en 1.4 % del PIB en 2018, tras más de cinco años en descenso, manteniéndose en niveles históricamente bajos. La evolución de los precios del petróleo continuará siendo decisiva para la trayectoria del déficit de la cuenta corriente, mientras una mayor moderación del crecimiento y el empleo en Estados Unidos podría afectar el flujo de remesas hacia nuestro país.
No obstante, a la fecha, las remesas han mostrado un crecimiento robusto de 6.6 %. A esto se suma el aumento del precio del oro, mientras la inversión extranjera, otro pilar del financiamiento internacional, permanece como una de las más altas de la región, factores que favorecerán la posición externa del país durante 2019 como lo han señalado recientemente las autoridades monetarias.
Para nadie es un secreto que el nivel de reservas internacionales ha venido aumentando de forma sostenida durante los últimos años 15 años de la post-crisis bancaria nacional, superando en la actualidad todos los indicadores tradicionales sobre niveles adecuados de reservas.
Independientemente de esto, las autoridades monetarias han dado claras señales de que se proponen continuar acumulando reservas con el objetivo de amortiguar posibles choques externos.
Sin embargo, todos estos elementos positivos que ha señalado el FMI en su reporte del artículo IV se enmarcan en un contexto donde aún persisten varios riesgos que debemos tomar en consideración.
Dentro de estos riesgos sobresale el debilitamiento de la demanda externa que pueda resultar más rápido de lo esperado, especialmente por parte de los Estados Unidos, lo cual afectaría nuestro producto, pero que igual sería ligeramente compensado por condiciones financieras más flexibles si el ciclo de normalización de la política monetaria de Estados Unidos se desacelera.
Visto este panorama, las autoridades prevén que la inflación se desplace gradualmente hacia el centr de la banda meta de inflación de 4.00 ± 1.00 % durante el próximo año debido a la disminución de los choques de oferta positivos resultados de aumentos del precio del petróleo y la ocurrencia de choques de oferta negativos provocados por condiciones de sequía u otros eventos naturales en el país o internacionalmente.
De esta manera, los técnicos del FMI entienden que la postura de política monetaria ha sido apropiada, condicionando cualquier cambio futuro a la evolución de la demanda interna y a los cambios en los términos de financiamiento externo con el objetivo de situar al PIB dentro del rango
estimado de crecimiento potencial.
A saber, el Banco Central flexibilizó su postura de política monetaria desde fines de mayo 2019, reduciendo su tasa de política en 100 puntos básicos y liberalizando más de 34,000 millones de reservas de encaje legal, los cuales deberán destinarse a sectores clave, y a tasas preferenciales, con miras a sostener el crecimiento económico ante la actual coyuntura de desaceleración económica internacional. De estos, ya han sido colocados la mitad, RD$17,077.4 millones, por lo que se espera
que esta inyección al financiamiento, y su continuación, contribuya a dinamizar la actividad económica en los próximos meses.
Por otro lado, las autoridades están modernizando el marco institucional para la supervisión del sistema financiero. La vigilancia macro prudencial se ha fortalecido con la puesta en marcha del Comité de Riesgo Sistémico, presidido por el Banco Central y compuesto por el Ministerio de Finanzas y la Superintendencia de Bancos. El comité publicó recientemente el Informe de Estabilidad Financiera, que ofrece una visión general del sistema financiero y su resistencia a los choques. Además recientemente se aprobó el Plan Estratégico de Seguridad Cibernética 2018-2021 que conforma un marco común de normas y reglas para responder eficazmente a las amenazas digitales tanto al banco central, a los bancos comerciales y a otras instituciones públicas.
Como ha sido discutido por el equipo técnico del Banco Central en distintos informes elaborados, el desempeño económico de los últimos años ha tenido un impacto ampliamente positivo en los indicadores sociales del país. Este favorable comportamiento en la parte social también ha sido destacado por el FMI en su informe, señalando que el mismo ha sido posible gracias a una mayor inversión en salud y educación por parte del Gobierno, así como a los programas sociales de lucha
contra la pobreza y asistencia a pequeños empresarios, con lo cual se ha logrado reducir sustancialmente la pobreza de 39.7 % en 2012 a 22.8 % en 2018, y la pobreza extrema de 9.9 % a 2.9 % en el mismo período.
Quizás la parte más relevante ha sido la mención del Directorio del FMI sobre la política social comprometida que ha contribuido a la disminución sustancial de la pobreza rural, mediante la implementación de políticas orientadas al acceso al crédito e inversión en infraestructura. La tendencia del crecimiento económico sostenido en los últimos años ha contribuido indiscutiblemente a reducir la tasa de desempleo al 5.8 % a marzo de 2019. Aproximadamente el 80 % de los empleos generados
durante el año pasado se encontraba en el sector formal, reduciendo de este modo la informalidad en el mercado laboral dominicano.
Es evidente a partir de la lectura de este documento, que el diagnóstico macroeconómico realizado por el equipo técnico del FMI en su reporte del Artículo IV fue positivo para 2018, existiendo, además, condiciones favorables y retos manejables que permiten vislumbrar el continuado buen desempeño económico que ha caracterizado al país.
Se desprende del análisis del FMI que las políticas públicas implementadas han sido adecuadas, rindiendo frutos positivos en términos de un crecimiento alto con estabilidad de precios y mejorando el equilibrio fiscal y la distribución del ingreso. En adición, el país está idealmente posicionado como opción de inversión segura y rentable en un contexto internacional de rendimientos decrecientes y volátiles.
De esta manera, el seguimiento del conjunto de políticas económicas implementadas, sujetas al cuidadoso monitoreo de las cambiantes condiciones internacionales, son la mejor garantía de que la economía dominicana pueda continuar enrumbándose por la senda de un crecimiento vigoroso que permita promover el desarrollo económico y alcanzar los objetivos sociales que todos anhelamos.