Lectura de sábado
Margarita Quiroz
Américo Mejía, coleccionista, amante e historiador del merengue, habla sobre este interesante tema, sus primeros intérpretes y orquestas.
El vegano, Juan Bautista Espínola, músico destacado, quien falleció con apenas 29 años de edad, y escribió unas 500 piezas musicales, en diferentes géneros, es el autor del primer merengue grabado en la República Dominicana.
Este culto hombre -se cuenta- disfrazaba sus merengues como ‘danzas típicas’ para poder presentarlo en la sociedad vegana de la época,. La palabra merengue estaba prohibida.
¡Así es, prohibida! Como leerán a continuación, la historia del merengue no fue siempre «muy bailable». Américo Mejía, coleccionista, amante e historiador del merengue, ofrece al joven conductor Junior Cabrera interesantes aportes en una entrevista para su canal de YouTube.
En Espínola, desde muy niño se descubrieron apreciados dotes musicales. Con 10 años de edad comenzó a estudiar solfeo y clarinete con el profesor Francisco Soñé y, con pocas clases, fue admitido en la Banda de Música de esta ciudad. Más tarde ingresa al Ejército Nacional.
Relata Mejía que el joven Espínola tituló este primer merengue con el nombre de ‘Rubén’, grabado sin güira ni tambora, en Nueva Jersey, Estados Unidos.
Corría el año 1922, y como sabemos el merengue ha tenido muchas variantes. Este género ha recibido, conforme el paso de los años, diferentes transformaciones gracias a la inclusión de nuevos acordes e instrumentos, como la güira, tambora, acordeón, saxofón…
Luego, en 1998, el merengue ‘Rubén’ se graba con güira y tambora.
Sobre el merengue dominicano se tiene referencia, por primera vez, en 1854. Salió -confirma Mejía- en una publicación del periódico ‘Oasis’, donde se destacaba al ritmo no por la música en sí, sino por la forma de bailarlo: agarrando la mano y la cintura de la pareja, toda una osadía que atentaba con las creencias, valores y cultura de la época.
Para la década de los 20, Espínola continúa desafiando cánones imperantes y graba el merengue ‘Los Agramonte’ dedicada a una familia homónimo, residente en Cotuí, también sin güira y tambora.
Tiempo más tarde, comenta este conocedor, la orquesta Camú de La Vega ‘refrescó’ los temas de Juan Bautista Espínola al ponerle los ritmos contagiosos de la güira y la tambora.
En tanto, el primer músico en integrar güira y acordeón al merengue fue el maestro Luis Alberti, en 1932, durante una fiesta en el Club Santiago, lo que provocó entre los asistentes tremenda algarabía, explica Mejía.
El primer cantante de merengue
Cuenta Mejía que el primer cantante de merengue fue Alcadio Franco, compositor y cantante, conocido por el sobrenombre de Pipí. Era el cantante principal de la orquesta La Lira del Yaque. Detrás de Alcadio Pipí Franco se dieron a conocer Joseíto Mateo, Niní Vásquez, Vinicio Franco, entre muchos otros.
Los primeros compositores
Como bien refiere Mejía el primer compositor de merengue fue Juan Bautista Espínola, luego surgieron otros grandes como Pedro Néstor Pérez, que escribió «Seguiré a Caballo», compuesto para ‘las campañas electorales’ durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
Luis Alberti es considerado como uno de los más prolíferos compositores de merengues, se le reconoce como el autor de ‘Compadre Pedro Juan’, en 1936, interpretado, por primera vez, dos años después, en en el extranjero, por el cantante Eduardo Brito. Además escribió ‘El sancocho prieto’, ‘Fiesta’ y muchos más.
Luis Kalaff, José Lázaro Sosa, Antonio Morel, Alcadio Pipí Franco, Julio Alberto Hernández, Luis Pérez, Francisco Antonio Lora Cabrera (Ñico Lora) y Joseíto Mateo son destacados además como los primeros autores de merengue en el país.
La primera orquesta
Se llamaba ‘La Lira del Yaque’, del maestro Luis Alberti, dice Mejía, pero luego, con la irrupción de Trujillo, también en este género, con fines de propaganda política, pasó a llamarse, ‘Generalísimo Trujillo’.
Con el firme apoyo del tirano, Alberti graba los primeros merengues de orquesta, en1940, aprovechando la llegada al Puerto Ramfis (hijo favorito del Trujillo) del trasatlántico Argentina, que tenía un estudio de grabación. Tras la caída del régimen la orquesta pasa a llamarse ‘Santa Cecilia’.