Petra Saviñón Ferreras
La autora es periodista
La familia es el eje esencial para crear entes sanos, asertivos, el lugar en el que es formada la percepción más fuerte sobre sí mismo, porque ese núcleo conoce a un individuo desde la gestación y lo sigue a lo largo de su vida
He ahí la razón fundamental por la que el modo de crianza es el paso que guía la existencia entera para bien y para mal.
Aunque en la medida en la que crece, ese ser aprenda a confiar más en su propio criterio que en lo que digan los otros, la zapata familiar tiene un peso que inclina demasiado la balanza.
Así, la forma en la que es tratado un niño en su hogar por su familia, nuclear o extendida, es radical para su desempeño social.
Profetizar sobre esas personas en evolución, resulta en convertirlos casi siempre en eso vaticinado. Así, los hijos criados con confianza en sus acciones, serán sanos, más equilibrados que aquellos desvalorizados, vejados con actitudes humillantes disfrazadas de corrección.
“La herida del puñal sana, la de la palabra nunca”. Este proverbio árabe precristiano tiene una vigencia absoluta en esta era y así vemos adultos marcados por el trato recibido en su niñez por los que debían cuidarlo, ampararlo, acunarlo.
Esto porque el cerebro de los pequeños asume como verdad total lo que dicen los grandes que los crían, que son los que saben.
Así hay chicos criados con diferencias tan evidentes frente a otros de su familia, que les cuesta entender porque hay unos que hasta si respiran molestan y a otros les luce todo. Por qué ante la misma travesura unos son corregidos con amor y otros reprimidos.
Ocurre en tantos casos que la familia extendida es la que manda, la que tiene el control, y los padres quedan relegados.
Sucede sobre todo con las madres solteras que muchas veces no tienen más que refugiarse en casa de sus progenitores, entonces abuelos, tíos y hasta primos arrebatan su papel y marginan y atropellan en nombre del favor concedido.
Lo peor es que este trato puede seguir hasta la vida adulta e involucrar incluso a los descendientes de esos maltratadores que igual actuarán contra el maltratado, que podría sufrir que el maltrato llegue a su prole también.
Cuánto cuesta dejar atrás esas cadenas de dolor y desamparo