Margarita Quiroz
El gobierno, representado por los ministerios de Salud Pública y Educación, no se ha referido sobre el incremento de casos de contagios de la covid-19 en estudiantes de escuelas públicas y colegios privados.
Los casos van en aumento y, a parte de que ‘no ha dicho ni pío’ en el Boletín Epidemiológico, que divulga a diario Salud Pública, los ofrece mezclados, en la casilla de ‘menores de 20 años’, que a la fecha registra unos 38 mil.
Una realidad que se suma al estrés cotidiano que vive una gran mayoría de las familias dominicanas y que, por demás, afecta sus ya empobrecidos bolsillos.
Me explico: además de la incertidumbre que provoca un caso de la covid- 19 en una familia y el correo, corre, que se arma en los centros educativos afectados, los padres se ven en la necesidad y obligatoriedad de pagar, primero, RD$,1750, por una prueba de antígeno, que no tiene cobertura por ninguna de las prestadoras de servicios de salud, y que es obligatoria para proceder con una prueba PCR.
De estos resultados determinar que es necesaria la realización de la prueba contra la covid y el paciente no cuenta con cobertura éste debe pagar RD$4,100, a nivel privado. A esto, duplique el monto, porque hay que hacerse dos: una para determinar si está positivo y otra, 15 días después del contagio, para saber si está libre. A parte de consultas médicas, pruebas analíticas, radiografías y medicamentos. ¿Vaya metiendo lápiz!
Una buena noticia es que los pacientes que no se han hecho pruebas PCR después de abril, cuentan con cobertura. Recordemos que fue en este mes cuando las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS), comenzaron a notificar a todos los usuarios de la disposición de cubrir una sola prueba PCR para covid-19 al año y tras presentar una antigénica, en cumplimiento con lo establecido en la resolución número 000017 del Ministerio de Salud Pública y la resolución administrativa 231 que regula el acceso a esta prueba.
Me ha llegado la información de varios centros educativos privados, ubicados en sectores muy cercanos, que han tenido que enviar cursos completos, uno y hasta tres, para su casa, debido a contagios, recurriendo de nuevo a la alternativa educativa virtual. A la que entiendo, como madre y ciudadana, debió de imperar también este nuevo año.
Hay intereses, sobre todo económicos, que pujaron, incluso durante la real pandemia, por el retorno a las clases presenciales, amparados en estudios sobre daños emocionales en los pequeños. Y ahora, que el daño puede triplicarse, qué vamos hacer.
Los efectos de la covid continúan tocando a las familias dominicanas, con la terrible diferencia de que ahora los afectados son los más pequeños de casa, es decir, la población no vacunada.
Ante esta actual covid-realidad, quién ayudará a los padres de familias con esta carga adicional? ¿el gobierno creó un plan B, que no nos ha dicho?.
Se supone que a mayor exposición de una población carentes de los anticuerpos que ofrecen las vacunas, mayor número de contagios. Matemática simple.
Continuemos con la sumatoria, muchas de las familias afectadas ya no cuentan con la cobertura de sus ARS, 1,750 + 8, 400, por niño, es igual a 10, 150, obviemos, los gastos posteriores, referidos más arriba; sí un curso tiene 15 alumnos – como poco- esta cifra se eleva a RD$152, 250, y por lógica los miembros de la familia tienen que también hacerse la prueba, al igual que los maestros y todos los que estuvieron en contacto.
En fin… esto solo tocando el factor económico, pero hemos pensado en posibles complicaciones, niños asmáticos, alérgicos, con diabetes o condiciones especiales.
Como decía el escritor portugués José Saramago “Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay”.
Ante esta frase, me declaro pesimista y me atrevo a decir: ‘Esto pinta feo’. Lo peor, no contamos con la astucia de tener en agenda posibles estrategias, solo nos acogemos al protocolo sanitario establecido. Tarea difícil. ¡Son niños!
Mientras, cada vez que se registra un caso en un aula, los colegios navegan entre lo presencial y lo virtual. A todo esto, no hemos pensado en los efectos emocionales que este carrusel puede provocar en la población estudiantil.
Este lunes 18, el gobierno rompe las cadenas impuestas en el país en marzo de 2020, ante el terror a la pandemia, por lo que nos planteamos un nuevo reto: como he dicho, ahora los pequeños de casa se exponen en desventajas y el estrés y gastos en las familias se incrementa.
Pedir al universo, que lo del retorno a clases, iniciado hace casi dos meses en el sector privado y prácticamente un mes en el público, «no sea más sal que el chivo».
¡Ojo! Esta covid- realidad, también podría pasar factura política. Solo para quienes les interese.