La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, dijo este domingo en Florida que la Corte Suprema le quitó en 2022 a las mujeres el «derecho fundamental constitucional» a decidir sobre sus propios cuerpos, pero el Gobierno de Joe Biden lucha para garantizarlo y promover una ley que lo proteja.
«Nadie le puede decir a la gente lo que debe hacer con su propio cuerpo», subrayó Harris en un acto en Tallahassee, la capital de Florida, con motivo de los 50 años del fallo de la Corte Suprema de EE.UU. que consagró el derecho al aborto en 1973.
La vicepresidenta, que llegó el sábado a Tallahassee y hoy mismo viajó de regreso a Washington, habló de la revocación de ese fallo decidida por el mismo tribunal en junio pasado como de una privación de derechos en un país cuya constitución reconoce la libertad y la persecución de la felicidad como valores fundamentales.
«¿Cómo se puede ser libre si una mujer no puede decidir, si un médico no puede atender a su paciente y si una persona no puede dirigir el curso de su propia vida?», se preguntó.
La vicepresidenta invitó a todos los estadounidenses a sumarse a la lucha para preservar los derechos reproductivos y destacó las nuevas medidas tomadas por el Gobierno para garantizar el acceso a píldoras abortivas prescritas por médicos en farmacias certificadas de todo el país.
Harris criticó duramente a los que «se dicen líderes», en referencia a los gobernadores que restringen los derechos de las mujeres a decidir sobre su embarazo y penalizan, incluso con penas de cárcel, a los profesionales de la salud por atenderlas.
Ante una audiencia compuesta mayoritariamente por mujeres que hicieron fila desde primeras horas de la mañana para poder asistir al acto en la sala de conciertos The Moon, afirmó que los estadounidenses temen qué más puede pasar en los estados controlados por los republicanos después de las leyes prohibiendo el aborto.
«¿Cómo se atreven?», se preguntó en medio de los aplausos del público, entre el cual había miembros del Congreso de EE.UU. y autoridades locales, pero también mujeres como la texana Amanda, víctimas de la ley que prohíbe el aborto en ese estado.
Según Harris, que saludó a Amanda y su esposo desde el estrado, a esta mujer texana le negaron por tres veces la atención en centros médicos en medio de un aborto natural por miedo a ser penalizados por la prohibición y solo la atendieron cuando sufrió una infección que podría haberle costado la vida.
«Nadie está inmune al impacto de esas legislaciones», subrayó, para después pedir al Congreso que apruebe una ley que proteja los derechos reproductivos y aseguró que el «presidente Biden la firmará».
En su visita a Florida, que algunos analistas han definido como un «desafío» de la Administración Biden al gobernador Ron DeSantis, un feroz crítico del Gobierno al que se le atribuyen ambiciones presidenciales, Harris no eludió criticar la política antiaborto del estado sureño.
En julio de 2022, un mes después del fallo revocatorio del que protegió el aborto por 49 años, entró en vigor en Florida una ley que redujo de 24 a 15 semanas de embarazo el plazo para abortar legalmente, sin excepciones para casos de violación o incesto.
Ni «para las víctimas de tráfico sexual», recalcó Harris.
«Aquí en Florida, los proveedores de servicios de salud se enfrentan a penas de prisión de cinco años solo por simplemente hacer su trabajo y ahora el estado ha puesto el objetivo en las medicinas abortivas y ha amenazado a las farmacias con cargos penales si suministran esas medicamentos prescritos por médicos», señaló la vicepresidenta.
Harris alertó que hay 22 estados incluido Florida que han dicho que no acatarán las nuevas reglas federales que permiten a las mujeres obtener medicamentos prescritos por sus médicos en farmacias certificadas.
Como respuesta a esos «llamados líderes», el presidente Biden emitió un memorando que ordena a los miembros de la Administración que identifiquen las barreras para el acceso a los medicamentos recetados y que recomienden acciones para garantizar que los médicos puedan recetar legalmente, que las farmacias puedan dispensar y que las mujeres puedan obtener medicamentos seguros y efectivos», subrayó.
Tras asegurar que el Gobierno no va a «retroceder» en su objetivo de restablecer los derechos de los que se priva a las mujeres, la vicepresidenta indicó que los estadounidenses «hablaron con su voto» en las pasadas elecciones.
«En esencia, dijeron que uno no tiene que abandonar su fe o creencias profundamente arraigadas para aceptar que el gobierno no debería decirle a la gente qué hacer con su propio cuerpo», concluyó.
EFE