María Fals
M.A. Crítica e Historiadora del Arte
José Evangelista es un artista visual dominicano de amplio reconocimiento internacional. Desde el 2013 radica en Faro, Portugal, pueblo de las costas europeas, aquellas donde el mar y el océano se abrazan y se mezclan.
Estudió en la Escuela Nacional de Artes Visuales de Santo Domingo, recibió un curso espacial de pintura al óleo y otras técnicas con María Aybar en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), se graduó de arquitectura en 1990 en la Universidad Central del este (UCE) e hizo estudios con Oscar Niemeyer en Brasil en 1996, estudió Cinematografía en 1983 en el Instituto de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, California y de Multimedia en Bielefeld, Alemania.
Recibió Mención de Honor en el concurso de Casa de Teatro del año 2004. Ha desarrollado diferentes proyectos de arte utilizando la multimedia, la fotografía, el dibujo, la pintura, el collage y las imágenes digitales y realizados filmes cortos como “Alice” en el 2016, siempre en la búsqueda de un arte único que se manifieste a través de la mezcla de sus distintos modos de expresión.
Entre las diferentes exposiciones en las que ha estado presente se encuentran: la Semana de Arte en Miami, su muestra en la BAAG Gallery en Lisboa, la Segunda Bienal Internacional de LODZ Polonia. Recientemente ha sido seleccionado por el Centro de la Imagen de la República Dominicana para representar al país en el 2021 en Tucumán Argentina, como parte de los participantes en el Festival de Fotografías artísticas Fronteras, donde también estarán artistas de Cuba, Colombia, Argentina, Brasil, Puerto Rico Uruguay y España. Este evento ha sido organizado por José Nuno como director general y por Paula García como directora artística.
Observando con detenimiento la trayectoria de José Evangelista lo observo con un estilo muy personal, lo aprecio como un creador de universos donde lo fluido, lo oval y sus retículas biomórficas multiplicadas en un caos organizado, nos alejan del horror al vacío. Con el toque que solo la magia de lo estético puede tener, transforma minúsculos detalles extraídos de la basura: hilos, cables eléctricos, pedacitos de plástico y de metal, páginas de cuadernos, telas y a veces yerba, en senderos infinitos que conducen a otros planos de la realidad.
El cuidado del detalle en sus obras, que van desde el dibujo y las técnicas mixtas hasta el video arte, el manejo de un colorido diverso y sus líneas cuidadas, creadoras de áreas que divergen y convergen, hacen que su discurso estético se resista a ser clasificado en un término cerrado y limitante.
Títulos como “Prisión”, hija de uno de sus proyectos de transformar lo desechado en una nueva realidad a través de filamentos, etiquetas, círculos y pedazos de papel, obras como “Yellow” con ese fondo que hace honor a su nombre y “Fuerza” con sus telas, nudos, celdas y aparentes rostros, nacen de las manos del artista.
En varias de sus composiciones se acerca un objeto volante, que rompe con todo y se niega a caer. En otras, desde un mueble minimalista nos observa un gato siamés de mirada fría. Mientras, una escalera blanca nos conjura la “Tristeza”, animando al espectador a vivir un “Periplo por Silves”.
La música acompaña también su multimedia, esa que es la más abstracta de las artes, la que se alía a sus imágenes visuales impresas, creando formas que queremos recorrer con nuestros ojos distantes. Más allá de los espejos, una silla olvidada se fusiona con la silueta de un juguete sin cabeza y los paisajes, observados a través de su lente, van dejando su rastro de nieve contra el cielo, envolviendo sutilmente los sentidos.
El arte, con su forma especial de liberar al hombre, de salvar almas y aliviar recuerdos, en un gesto vital que vence al tiempo y que llena de luz cualquier recodo, ha tocado cada tramo del espíritu de José Evangelista que hoy comparte con nosotros el milagro de sus sueños.