María Fals Fors
M.A Historiadora del Arte. Crítica de Arte
La Exposición “Jaime Colson. El Legado de un Maestro”, fue inaugurada el 13 de enero de este 2021 para rendirle tributo de recordación a este gran maestro de las artes plásticas dominicanas y universales en el 120 aniversario de su natalicio allá en su querida Puerto Plata. Contó con la curaduría de la Maestra Iris Pérez, directora de la Escuela Nacional de Artes Visuales (ENAV).
En su inauguración estuvieron como invitados de honor la ministra de Cultura, Carmen Heredia, Mario Lebrón, director General de Bellas Artes, el doctor Elvis Guzmán, director de Educación y Formación Artística Especializada, Marina Grisolia, sobrina del artista homenajeado, la maestra Rosa Tavares y el maestro Dionisio Blanco, alumnos de Colson, entre otras personalidades, como Marianne de Tolentino, directora de la Galería Nacional de Bellas Artes, Amable López Meléndez, subdirector de MAM, Miguel Gómez, presidente del CODAP, Odalís Pérez, asesor del Ministerio de Cultura para la Bienal, la doctora Laura Gil, historiadora del arte, Allan Estévez, importante galerista dominicano, y Mario Martínez, destacado coleccionista.
Jaime Colson (1901-1975) fue un artista de amplia trayectoria, discípulo de Joaquín Sorolla en San Fernando de Madrid y condiscípulo de Salvador Dalí. En su viaje de estudios a Europa tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Pablo Picasso, a Juan Gris, a George Braque y de esas fuentes adquiere el gusto por un cubismo depurado, captando los distintos puntos de vista focales de los objetos, dotándolos de fragmentación, movimiento y poesía.
Más tarde se acerca a la llamada pintura metafísica, muy cercana al surrealismo, donde su formación académica lo lleva a trabajar la figura humana como centro y medida del universo artístico, dotando a sus figuras masculinas de ojos oscuros que miran sin ver. En un mundo atemporal y congelado, muestra la habilidad de hacer congeniar lo humano, lo divino, lo catártico y lo oscuro.
Entre 1934 y 1938 trabaja en México y conoce la obra de los muralistas mexicanos en especial la de Diego Rivera. Fue maestro además de Mario Carreño que recibe de él la fuerza de lo onírico y cubista. Viajan juntos a Cuba en 1938 donde ambos exponen. En ese mismo año retorna a Santo Domingo donde realiza otra exposición.
En la década del 40 está en Europa. En este período comienza a adentrarse en el estudio de lo afrodominicano desde el punto de vista formal y conceptual, en la estilización, los ángulos y las formas redondeadas o triangulares que conforman las figuras tocadas por esa fuerza sensual a veces, incisiva otras, mágica siempre. Obras como Fiesta en Guachupita, Las dos caras, Baquiní y la Ciguapa del Camú corresponden a esta temática.
En la década del 50 se establece definitivamente en Santo Domingo donde fue director de la entonces Escuela Nacional de Bellas Artes hasta 1971. Como director y profesor dejó un importantísimo legado en sus alumnos, quienes se convirtieron a su vez en grandes exponentes de la plástica dominicana; algunos de ellos están representados en esta muestra: Rosa Tavares, Amable Sterling, Dionisio Blanco, Rosa Elina Arias, Martín Santos, Vicente Pimentel, Juan Medina, Norberto Santana, Domingo Liz, Fernando Peña Defilló, Clinton López, José Ramírez Conde, José Rincón Mora, José Ramón Rotellini, Virgilio Méndez, José Perdomo, Iván Tovar, Elsa Núñez, Cándido Bidó, Said Musa, Roberto Flores, Fernando Ureña Ribb, Freddy Javier y Virgilio Méndez.
El discurso curatorial de la muestra estaba presidido por cuatro obras de Colson que marcaban momentos importantes de su trayectoria artística: su imaginario cubista, la etapa mexicana, la etapa metafísica y neohumanista, y su etapa negra.
Las obras que acompañaban a éstas iban desde el marcado expresionismo de Rosa Tavares y la elegancia del dibujo de Amable Sterling, los amplios sombreros que ocultan el rostro sudoroso de los campesinos insomnes de Dionisio Blanco, la excelente obra abstracta de Rosa Elina Arias, las mujeres tristes de Guachupita, captadas por el pincel de Martín Santos, las manchas y figuras evanescentes de Vicente Pimentel, la técnica mixta de Juan Medina, lo geométrico de una marina de Norberto Santana y el dibujo y la composición depurada de un Domingo Liz,,
También la sensualidad femenina representada con magistrales tonalidades en un gran formato de Fernando Peña Defilló, las espinas y redondeces metafísicas de la obra de Iván Tovar, los peces de la salvación y un rostro femenino de Cándido Bidó, la policromía de Clinton López, un dibujo de Fernando Ureña Ribb, la estética colorista de Freddy Javier, una abstracción de vida y esperanzas de Elsa Núñez, un Cristo eterno en la obra de Virgilio Méndez, la figura humana captada a través de la estética de un gótico flamígero por Rincón Mora, una imagen ascendente y santificada, perfecta en la amalgama de dibujo y color de Roberto Flores, el gran formato y la vitalidad de José Perdomo, la cerámica exquisita de Said Musa, con una figura humana sobre el azul del universo, la gracia geométrica de la María Moñitos de Ramírez Conde, y el parto de sueños de la mujer de madera de José Ramón Rotellini.
El 29 de enero, en la visita guiada, transmitida por Facebook Live, el Subdirector del Museo de Arte Moderno y curador, Amable López, los Maestros Dionisio Blanco y Thimo Pimentel y la Profesora de la Escuela de Crítica e Historia del Arte de la UASD, María Fals, disfrutamos el analizar y compartir las características formales y conceptuales de cada obra expuesta.
Junto a la Directora de la ENAV, Maestra Iris Pérez, y algunos profesores de la ENAV, como Patricia Gamundi, Nicolás Aracena y Félix Soñé del Monte, acompañados de estudiantes seleccionados, recorrimos el sendero que marcó la búsqueda de lo estético de los hijos artísticos de un inmortal llamado Jaime Colson.
Esta muestra debe ser visitada por todo aquel que quiera conocer lo mejor de nuestro arte. Respetando las normas del distanciamiento social que nos marca la pandemia, podremos emprender la aventura a la que nos convoca Jaime Colson, maestro indiscutible de la plástica dominicana.