Maria Fals
La autora es crítica de arte
El pasado 11 de agosto del presente año a las 7.00 de la noche quedó inaugurada en el Centro Perelló de Baní la exposición “Los Ángeles de Plátano”, con obras del artista Raphael Díaz.
En el acto de apertura hizo uso de la palabra Julia Castillo, directora del Centro Perelló, Oscar Guerrero, director del INDEX en la ciudad de Boston, Massachussets, la chef Amelia Landestoy, y el propio artista.
Se escuchó, además, un hermoso canto de Leo Palacios que conmovió a todos. Los comentarios críticos, incluidos en el catálogo, estuvieron a cargo de Julia Castillo, María Fals, José Sejo, Chrislie Pérez y Beatriz Hernández.
Se encontraban presentes la gobernadora de la provincia Peravia. Ángela Yadira Báez, funcionarios de la Embajada de Cuba y otras autoridades.
Nos acompañaron importantes artistas, entre ellos José Sejo, presidente del CODAP, Humberto Grullón, Miguel Gómez, Brenda Pérez de Suero, Lily Ayala, Jorge Iván Rodríguez, los gestores culturales Danilo McCabe y Marcos González. Familiares del artista y el público en general honraron con su presencia la apertura de esta muestra.
Raphael Díaz es oriundo de Santiago de Cuba, ha vivido en diferentes países como República Dominicana, España y es ciudadano estadounidense. Posee un Máster de la Universidad de Brown, ejerce como maestro de educación primaria en Providence, Rhode Island, y es psicólogo y artista visual. En 1995 creó “La Galería Sol” con el propósito de exponer y divulgar en los EE. UU el arte de Latinoamérica.
En el 2003 inició su proyecto artístico cultural “La Ultima Cena”, que concibió acompañado de José Sejo, Daniel Manta y Wayne Haley y que ha presentado en varias ocasiones, tanto en Estados Unidos como en la República Dominicana. Ha expuesto en muy diversos países como Estados Unidos, Cuba, República Dominicana y España.
Raphael Díaz tiene obras en el Museo Nacional de Artistas Afroamericanos de Massachusetts, Estados Unidos, en la Universidad de San Juan en Puerto Rico, la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial en Ciudad México, en la Universidad de Las Palmas y en el Centro de Iniciativas de La Caja de Canarias, en Gran Canaria, España. Fue nominado también a la 29 Bienal de Artes Visuales de Santo Domingo.
Este artista se mueve entre diferentes estilos, sin embargo, desarrolla un arte muy original, donde expresa sus sistemas de creencias, sus experiencias vitales, utilizando símbolos como las alas de plátanos, las lanzas, la menorah, el agua que a veces purifica y otras ahoga, las copas, los vanos tapiados, los dioses mayas, las vírgenes y la crucifixión, los barcos y las banderas, palabras como “caution”, “exit”, “warning”, letras como la Y que enmascara un Why? que lanza al viento.
Raphael admira las obras de Fernando Peña Defilló y de Guillo Pérez, del arte precolombino, del manierismo y de Modigliani. Ha desarrollado diferentes series como “Las amantes” y “Ahogado en un vaso de agua”, “Las Vírgenes”, “No más” y “Los Ángeles de Plátanos”.
En esta ocasión, retoma la serie de los “Ángeles de Plátanos”, que inició en el año 2004. Para trabajarla, se inspira en su infancia en New York, cuando algunos niños de su barrio le decían “plantain boy” por ir a la bodega a comprar plátanos para la cena.
De ese pasado doloroso nació un artista que venció las dificultades, que logró hacerse maestro y convertirse en un gran artista, que ha recorrido el mundo, que ha vivido y crecido dejando atrás el ostracismo, convirtiéndose en
su propio ángel, en un ser que busca el bien a través de la brújula de los pinceles de luz.
Sus personajes alados aparecen recogidos, con los ojos cerrados, en meditación o descanso, buscando dentro de sí mismos la abundancia, la felicidad, la Patria, el amarillo del sol deslumbrante del Caribe, ese que tiñe de matices la cáscara de oro de esa fruta que alimenta nuestro cuerpo, reflejando el alma del trópico fecundo del que somos parte.
En los salones del Centro Perelló Raphael Díaz también expone diversos grabados, en cuya impresión colaboró Humberto Grullón, una instalación con la cruz de redención y el barco del viaje eterno que contiene las cenizas de su madre, lienzos poderosos en gran formato, donde en ocasiones usa la deformación expresionista, otras veces transita por el hiperrealismo y en los más recientes aplica el “chorreado”, demostrando una evolución estilística que avanza hacia la disolución de la forma.
El mensaje de esta exposición es a la vez artístico y ético, nos convoca a ser resilientes, a trabajar intensamente en el logro de nuestras metas y a continuar explorando en lo mejor de nosotros mismos para “seguir adelante, rumbo a la esperanza”.