Petra Saviñón Ferreras
Una de las quejas de los que entienden que el país ha sido cargado con el problema del vecino con el que compartimos esta isla, es que sus parturientas vienen a nuestros hospitales, incluso referidas por médicos.
Por tanto, habrá que ver ahora cómo es tomada la noticia de que el gobierno, el dominicano, construirá en Dajabón un centro para que las haitianas paran.
La información del canciller, Roberto Álvarez, indica que ya está contratado el asesor de ese “primer proyecto piloto”, que contará con el aporte de empresas privadas. Es parte de los puntos acordados por los presidentes Luis Abinader y Jovenel Moïse.
Haití es un pobre pueblo saqueado por extranjeros y nacionales que lo han mancillado hasta donde ya no es posible más y esa miseria lancinante que sufre obliga a su gente a buscar escape de este lado.
A lo mejor, más que un hospital fuera de su tierra, los haitianos necesitan una ayuda firme que los encamine a derrumbar de a poco, pero con pasos seguros, la execrable situación económica, política y social que afronta desde épocas remotas.
El ministro igual afirmó que la Unión Europea está dispuesta a colaborar con esa nación. Ojalá que sí, que sea de verdad una labor sostenida que permita avances y que esa asistencia no le salga cara a un país que hasta su libertad tuvo que pagarle a Francia a un monto astronómico.