Petra Saviñón Ferreras
El Caribe, su valor cultural, artístico, la visión de las mujeres caribeñas sobre nuestra realidad. Ese tópico tan poco tratado…visto y sentido como lo cotidiano que no arranca mayor atención.
El interés que concitó el concurso literario Soy Caribe, Ser Mujer en el Caribe, del proyecto Anticanon, muestra la intención de las escritoras de acercarse a esas otras partes suyas, tan suyas…la africana, más asumida, la indígena, tan relegada.
Materia esencial que nos conforma, nos confirma y de cuya aceptación depende tenernos, ser sin barreras esa hermosa y vibrante heterogeneidad, el mestizaje que nos constituye distintas.
Los textos presentados nos enfrentan a la asunción de una identidad, a la exquisita mezcla de raíces, de historias, que nos hará descubrir quienes somos, con todo lo que implica y nos indican que asumirse caribeña es, por tanto, dar pasos hasta el yo propio, atreverse a encontrarlo y aceptarlo.
Recuerdan que ser mujer en el Caribe conlleva afrontar situaciones devenidas de esa liga, de las confusiones que genera y como parte del paquete, del relego al que estamos sometidas y autosometidas, en tierras de la contentura eterna.
Pero plantear estas dificultades, es también una manera de mostrar las garras, la fortaleza, la capacidad de resistir y de dar la cara, que retratan a esta mujer hecha de risa, solidaridad, sensibilidad y arrojo.
Así, estos trabajos ofrecen una panorámica de esa realidad diaria que afrontada mediante poesía y microrelatos, nos recuerdan que el Caribe exhibido como sol, playas, palmeras, está igual cargado de retos, de desafíos, que plasmados en la literatura ofrecen una visión de por donde enrumbar los esfuerzos.
Un elemento común en esta muestra es que las mujeres, aún colonizadas por las imposiciones sociales y por sus propios miedos, dirigen sus pasos a romper con cualquier estereotipo que las reduzca y responden a los estigmas con acciones que las reivindican y libran y ganan sus batallas.