Margarita Quiroz
«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado». Isaías 26:3
¿Quién en estos momentos no ha sentido miedo? negarlo sería faltarle a Dios, y más cuando pensamos en nuestros hijos, padres, hermanos, sobrinos, abuelos, tíos, amigos… en el mundo entero. La realidad es que el coronavirus arrodilló al mundo y a través de este letal y fatal virus, Nuestro Padre procura resetearlo.
Dios, siempre actúa con un propósito, y muy adentro, siento que esto es lo que procura hacer. Íbamos mal, habíamos optado por tomar el camino equivocado, pese a tantas advertencias.
El coronavirus es una advertencia más… y, ahora sentimos miedo. Entonces, vamos a arrodillarnos ante Dios, de corazón. No como lo hizo el faraón Ramsés cada vez que Dios le pedía, a través de Moisés, que liberara al pueblo de Israel de la esclavitud, pese a enviarle siete plagas. No permitamos que esta plaga continúe diezmando a la humanidad.
Además, de las medidas sanitarias que hay que tomar, debemos de artillar nuestro espíritu de la única arma que tenemos los que creemos en Dios, que es la oración.
La esperanza es que vamos a estar bien. Cambiemos el miedo por fe. Oremos, confiemos y esperemos. ¡Recuerden que para los que creemos en Dios nada es imposible!
«Porque nada hay imposible para Dios», Lucas 1:37.
El miedo, no es el camino: nos debilita, nos paraliza, nos baja las defensas del cuerpo y hasta nos hace dudar. No podemos permitir que el temor se apodere de nosotros, de nuestras mentes, de nuestra fe.
No se inquieten por nada, más bien en toda ocasión, con oración y ruego presenten sus peticiones a Dios y den gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús». Filipenses 4: 6-7.
Dios nos invita con su palabra a vivir en paz, a no sentir miedos. Fe ante miedo. Él nos enseña a no inquietarnos y a que la primera reacción ante los problemas sea ir en oración ante su presencia.
Es tiempo de recordar con gratitud todo lo que Él ha hecho por nosotros. Es importante que seamos conscientes de su presencia y de la paz que Él es capaz de transmitir aún en medio de la turbulencia.
Sólo seamos humildes de corazón. Pidamos perdón por todo en cuanto les hemos faltado. Pidamos como pueblo, como mundo -completo- una oportunidad.
Te invito a orar, que en cada hogar no se apague esa hermosa llama de la oración. Dios, nos está invitando a que les hablemos, que miremos hacia arriba, que les busquemos, que confiemos.
Pidamos mantener los pensamientos firmes en Él, en sincera oración por el mundo, porque, así como, en medio de este caos, las aves están volviendo a las ciudades y las aguas se han limpiado en los canales de Venecia de ese mismo modo, Él limpiará el mundo de este virus.
Deposita toda ansiedad en Dios, porque Él cuida de nosotros. Oremos para que ante el miedo se anteponga la fe. Miremos todo esto de una forma más positiva, reflexionemos: Dios sólo quiere que estemos cerca de Él..
Aprovechen esta cuarentena para blindar su casa con oraciones; si cada uno lo hacemos, blindaremos a nuestra querida República Dominicana, y si cada una de las personas que habita este mundo lo hace, blindará el planeta, de amor, de paz. ¡ Y nada nos faltará!
«La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo». Juan 14:27