El expresidente Evo Morales se despidió de Bolivia. Después de haber sido el primer presidente indígena de su país, y quien tuvo el mandato más largo de su historia hasta el momento, Morales informó de su partida a través de Twitter un día después de que se viera obligado a renunciar por presiones del ejército y de manifestantes de la oposición que lo señalaban por fraude tras los comicios presidenciales del 20 de octubre.
«Hermanas y hermanos, parto rumbo a México, agradecido por el desprendimiento del gobierno de ese pueblo hermano que nos brindó asilo para cuidar nuestra vida. Me duele abandonar el país por razones políticas, pero siempre estaré pendiente. Pronto volveré con más fuerza y energía», decía el mensaje.
Horas antes, el canciller mexicano Marcelo Ebrard informó su país accedió a conceder asilo al exmandatario. Según Ebrard, recibió una llamada de Morales en la que éste solicitó «verbal y formalmente asilo político» y que se le concedió porque «su vida y su integridad corren riesgo».
El diplomático agregó que su país había recibido otra veintena de solicitudes de asilo por la misma situación, aunque no especificó de quién se trataba.
Poco antes, el mando militar de Bolivia ordenó la salida de soldados a las calles de La Paz y otras ciudades para repeler a «grupos vandálicos violentos que causan terror en la población», anunció el lunes en la noche el general William Kalimán, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Los jefes militares y policiales aprobaron un plan conjunto ante la arremetida de grupos violentos que marchaban hacia la plaza de armas, donde está la casa presidencial, y a su paso quemaban y atacaban comercios un día después de la renuncia del presidente Evo Morales, que ha sumido a Bolivia en mayor caos.
Kalimán dijo que la policía fue rebasada, por lo que la Constitución les faculta a reforzar las tareas de seguridad interna. El comandante de la Policía, Yuri Calderón, señaló antes que los grupos violentos saquearon y quemaron unidades policiales en La Paz, en la vecina El Alto y en otras ciudades.
Tras el anuncio, se escuchó sobrevolar aviones militares sobre La Paz.
Poco antes, la presidenta del Senado, Janine Añez, demandó en un mensaje difundido por televisoras ayuda urgente a las Fuerzas Armadas para coadyuvar a la policía a restablecer el orden.
Los vecinos organizaban grupos de autodefensa y armaban barricadas en las bocacalles y en las avenidas para contener la arremetida. La ciudad estaba casi desierta con escasa gente caminando.
Algunos bolivianos portaban palos para defenderse y hacían rondas con escudos improvisados. No había vehículos en circulación.
Los grupos violentos bajaban desde la vecina ciudad de El Alto, reducto de Morales donde la tuba quemó comercios y atacó recintos policiales desde la víspera.
Paralelamente, Añez, actual titular del Legislativo, intentaba reunir el quórum necesario para llevar a cabo una sesión extraordinaria el martes. Ésta permitiría elegir al sucesor de Morales y convocar a nuevas elecciones.
Según la legisladora, habría gobierno interino hasta el 21 de enero de 2020, fecha en que se cumplía la gestión de Morales. La boliviana agregó que garantizará el arribo de todos los legisladores para asegurar el quorum. Muchos están fuera de La Paz y piden garantías de seguridad para poder llegar. De no lograrlo, la sesión podría demorarse.
El Movimiento al Socialismo (MAS), partido de Morales, tiene mayoría en las dos cámaras y la llave para garantizar el quórum.
Tanto el Legislativo boliviano como otros edificios tuvieron que ser evacuados el lunes ante la llegada de los furiosos manifestantes desde El Alto. A su paso, agredían a la gente y quemaban lo que encontraban. La policía intentaba contener el avance, pero el número de manifestantes los superaba.
Calles, comercios y oficinas fueron cerradas en La Paz ante el temor de nuevos saqueos como los de la víspera. Los manifestantes atacaban con palos y piedras al grito de: «íMesa queremos tu cabeza!».
El expresidente y opositor Carlos Mesa, segundo en los comicios, denunció que una «turba violenta» se dirigía a su casa pasa atacarla.
Más temprano, Morales se deslindó del caos que vive su país tras su renuncia y llamó a los líderes opositores a asumir su responsabilidad para regresar el orden.
Por la noche, antes de anunciar su salida, el expresidente tuiteó una foto suya recostado sobre un piso austero y unas mantas. «Así fue mi primera noche después de dejar la presidencia forzado por el golpe de Mesa y Camacho con ayuda de la Policía. Así recordé tiempos de dirigente. Muy agradecido con mis hermanos de las federaciones del Trópico de Cochabamba por brindarnos seguridad y cuidado».
En medio de la incertidumbre, han seguido las dimisiones. El comandante de la policía, general Yuri calderón, dimitió ante señalamientos de no haber actuado para frenar el vandalismo el lunes en la madrugada en La Paz.
«El camino hacia nuevas elecciones no será fácil en este entorno. Todavía no está claro quién asumirá el cargo de presidente interino y cuándo se celebrarán elecciones. Se necesitan cambios en la autoridad electoral y la asistencia de observadores para que cualquier nuevo proceso electoral se desarrolle sin problemas», dijo a AP Fiona Mackie, directora para América Latina de The Economist Intelligence Unit.
Mackie dijo que es probable que el país regrese a la inestabilidad política anterior a la asunción de Morales en 2006, lo que haría «más difícil abordar los crecientes desequilibrios económicos».
Morales, de 60 años, gobernó 13 años y 9 meses y buscaba un cuarto mandato, pero las denuncias de fraude en las elecciones desataron semanas de protestas. La Organización de Estados Americanos (OEA) confirmó las irregularidades de los comicios después de una auditoría electoral.
La aprehendida presidenta del Tribunal Electora, María Eugenia Choque, declaró a la televisora PAT desde una celda judicial que fue «prisionera de decisiones impuestas», pero aclaró que revelará detalles en la investigación penal que le inició la fiscalía por «delitos electorales».
Cuatro personas perdieron la vida y más de cien resultados heridas en violentos choques entre opositores y seguidores de Morales tras las elecciones entre acusaciones de fraude electoral.
El informe de auditoría electoral la OEA encontró irregularidades y puso en cuestión la primera mayoría de votos que reclamó Morales. Ese informe desencadenó los hechos que precipitaron la dimisión del mandatario.
AP