Margarita Quiroz
Pandilleros penetraron al lujoso barrio de Pétion-Ville, ubicado en las periferias de Puerto Príncipe, con el objetivo atacar a personas indefensas y plantar terror, como lo hacen a diario en la capital haitiana, sin embargo, no les salió como pensaron, 28 de ellos fueron acribillados por la Policía
Lo que se vivió ayer martes en Haití demuestra lo gravemente fragmentados que se encuentran sus residentes, lo intocable que es su clase económicamente poderosa y la apatía de esta, ante una posible solución de la crisis política, social y económica que envuelve a la vecina nación.
Pandilleros penetraron al lujoso barrio de Pétion-Ville, ubicado en las periferias de Puerto Príncipe, con el objetivo atacar a personas indefensas y plantar terror, como lo hacen a diario en la capital haitiana, sin embargo, no les salió como pensaron.
«Fueron por la lana y salieron traquilao». Los ricos haitianos demostraron que con ellos nadie se pueden meter, ni siquiera el poderoso expolicía Jimmy Cherizier, alias ´Barbecue´, cabeza de la la coalición Vivre Ensemble (Vivir Juntos), banda que mantiene la vecina nación en total zozobra.
Ayer, al menos 28 presuntos miembros de grupos armados fueron abatidos por miembros de la Policía Nacional, así como por civiles, que quemaron los cadáveres de más de una veintena de ellos y los esparcieron por la ciudad. Lo que no ha sucedido en sectores marginados, donde viven ‘los hijos de machepa’.
Algunos de ellos fueron abatidos por policías en el interior de las casas en las que se refugiaban y, posteriormente, localizados por los civiles que terminaron quemando los cadáveres.
Medios de comunicación haitianos reportaron enfrentamientos entre pandillas que obligaron a los residentes a atrincherarse en sus casas, mientras en las calles de la comuna -donde están las sedes de 12 embajadas- se contaron al menos 15 cadáveres tras balaceras. El barrio también alberga los hoteles de lujo de Puerto Príncipe.