María Fals
La autora es crítica de arte
La libertad es el derecho de cada individuo y de cada pueblo a ser él mismo, a vivir en armonía, a decir lo que piensa, a no ser controlado de forma extrema por otros, ni sometido a esclavitud.
Es también, según José Martí, “ el derecho de todo hombre a pensar y a hablar sin hipocresía”. En la historia del arte, el tema de la libertad ha sido tratado por diferentes artistas. En el texto que estás leyendo, describiré tres obras relacionadas con este tópico que me tocan desde el punto de vista emocional por su mensaje y por su perfección estética.
La primera de ellas es “La libertad guiando al pueblo”, del pintor romántico francés Eugéne Delacroix (1798-1863). Esta pintura fue creada en el contexto de la Revolución de 1830 en Francia, en el que el pueblo francés se lanzó a las calles exigiendo que se repusiera al Parlamento, que no se limitara la libertad de prensa y que se produjera la renuncia del rey Carlos X.
En esta obra de gran formato (260 cm X 325 cm), se observa una mujer, representación contextualizada de la Libertad, que enarbola una bandera francesa y arenga al pueblo, masificado en forma difusa a sus espaldas. Al lado de la figura femenina, se destaca el autorretrato del pintor, con un sombrero de copa y un fusil en la mano. Esta es una figura trascendente, que simboliza la función social del arte en pro de las mejores causas.
Se presenta también a un adolescente, casi un niño, que porta en sus manos sendas pistolas. Un herido se arrodilla ante la Francia libre, expresando el valor del sacrificio individual en la búsqueda del bien común.
Al lado de Delacroix está un hombre, representación del pueblo humilde, que lucha con valentía por sus derechos. Muchos han muerto y descansan en el suelo, pero la Libertad triunfante avanza, seguida por todos.
Otra obra que me toca y me hace sentir armoniosamente libre es el cuadro “ “La inmensidad”, en inglés “ The expanse”, realizado por el pintor ruso Alexander Deineka en 1944, poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Óleo sobre lienzo, en formato de 204 cm X 300 cm, capta de manera magistral la plenitud y la integración con la naturaleza, el soplo de la brisa y la llegada de una posible tormenta, mostrando la alegría de vivir, a través de los cuerpos juveniles de las chicas que corren hacia un futuro lleno de esperanzas.
Inscrita dentro del llamado “Realismo Socialista”, estilo venido a menos en la actualidad por su carácter propagandístico, no pierde como obra plástica su luz y vigencia, no deja de comunicar el mensaje que quiso dejar su autor en medio de la destrucción y la muerte de millones de personas provocada por la guerra: “ siempre hay un mañana mejor, la vida sigue”.
En el año 2017, en las paredes del llamado “ Obelisco Macho”, ubicado en el Malecón de Santo Domingo, se inauguró “ Alegoría de la libertad” del gran artista visual dominicano Dustin Muñoz, dedicado a las hermanas Mirabal, heroínas de la lucha contra la dictadura de Trujillo.
En un espacio de 680 X 1525 pulgadas, la presencia de las figuras femeninas y de la bandera es respeto a la tradición simbólica, los colores de la Patria, que destacan sobre un fondo de amarillos matizados, le dan luz y fuerza a la composición.
El manejo de símbolos como la cruz y las mariposas refuerzan el sentido de la obra. Este mural es una alegoría a la soberanía de la República Dominicana, lograda a través de las largas luchas de nuestro pueblo por eso que todos llamamos libertad.