El papa Francisco afirmó que hoy se necesitan «jóvenes realmente transgresores, no conformistas» y «que no sean esclavos del móvil, sino que cambien el mundo», durante su mensaje tras la misa y el rezo del ángelus que celebró en la localidad de Asti, en Piamonte (noroeste de Italia), tierra de su padre y sus abuelos.
Francisco recordó que hoy, fiesta dedicada a Cristo Rey, se celebra en las iglesias locales la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y que el tema, el mismo que el que será para la JMJ de Lisboa, prevista en agosto de 2023: «María se levantó y partió sin demora».
Por ello invitó a los jóvenes a «levantarse y partir» a «no quedarse quietos pensando en uno mismo, desperdiciando la vida tras comodidades y últimas modas, sino mirar hacia lo alto, ponerse en camino, salir de los propios miedos para tender la mano a quien lo necesita».
» Y hoy hacen falta jóvenes realmente transgresores, no conformistas, que no sean esclavos del móvil, sino que cambien el mundo como María, llevando Jesús a los demás, cuidando a los demás, construyendo comunidades fraternas con los demás, realizando sueños de paz», añadió el pontífice.
Francisco agradeció al final de esta celebración «la acogida entusiasta» que le ofrecieron en la tierra de sus antepasados y concluyó con unas frases en dialecto piamontés, que aseguran sabe, pues es cómo le hablaban sus abuelos.
Durante la misa, en la catedral de Asti, el papa había recordado: «De estas tierras partió mi padre para emigrar a Argentina. Y en estas tierras, valiosas por sus buenos productos agrícolas y sobre todo por la auténtica laboriosidad de la gente, he venido a reencontrar el sabor de las raíces».
Francisco viajó este sábado al pequeño pueblo de Portacomaro, para visitar a sus primos y almorzar en casa de su prima Carla Ravezana, que acaba de cumplir 90 años. Giorgio, como le llama ella, es hijo de Mario Bergoglio, primo hermano de su madre Inés.
Antes del almuerzo, el pontífice quiso hacer una parada en la iglesia de Portacomaro, donde acudía su familia y al final de la comida, visitó la residencia de ancianos que se encuentra justo en frente de la casa de su prima y se entretuvo charlando con algunos de los residentes.
El papa también visitó por la tarde Tigliole, otro pequeño pueblo en la zona de Asti, donde vive otra familia de primos y otra de sus primas a las que está muy unida, Delia Gai.
EFE