Margarita Quiroz
El otro duro golpe que ha recibido el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con la renuncia, de lo que podríamos definir su columna vertebral, Francisco Javier García, de la jefatura de la Dirección de Campaña del candidato a la presidencia, Abel Martínez, transmite un desalentador mensaje a aquellas personas que simpatizan por esa organización política, y robustece, a sus contrarios, el presidente Luis Abinader, quien busca la reelección como presidente del país y de Leonel Fernández, líder de la Fuerza del Pueblo y que, según las encuestas, se posiciona en un ventajoso segundo lugar.
Que Abel haya dejado ir a un probado y exitoso jefe de campaña, que llevó al poder al PLD, en varias ocasiones, en la Era de Leonel y la de Danilo Medina, es un error que catapulta a este partido aún más, luego de todo lo que ha tenido que pasar al salir del poder, producto de las fuertes acusaciones de corrupción en las que vinculan a exfuncionarios.
Para que Francisco Javier renunciara hubo que producirse varias cosas incontrolables, así mismo, incontrolables, dentro de una organización política destacable por el orden, las reglas y el respeto de posiciones y miembros, claro que me refiero al PLD de antaño, el fundado por el profesor Juan Bosch, donde el orden y la disciplina era el norte imperiosamente a cumplir.
Francisco Javier García tiene razón en lo que expone en su carta de renuncia, pero, aquí reflexiono, era necesaria tanta claridad y por demás de un ‘lobo político’.
«El Candidato es el dueño de la campaña, pero el Coordinador es el administrador de la misma», esta es una de las contundentes frases expresadas en la misiva, enviada a los medios de comunicación, y en donde deja claro su inconformidad por la forma como se está realizando la campaña y la duplicidad de funciones.
Expone, además, la falta de centralización y que «es mandatorio que en una campaña electoral nunca se permita la existencia de equipos paralelos, que se manejen al margen de la Dirección Central, es decir, «que debe existir un solo plan y trabajar todos en la misma dirección: esa es la clave de la una victoria contundente. Es probado que es preferible la inexistencia de un plan a que se trabaje con dos a la vez», dice.
Abel tiene que entender, como político joven y que ha tenido la dicha de llegar tan lejos dentro de uno de los principales partidos del país, que en política dos más dos no son cuatro, y más cuando la sustracción del tiempo de campaña para llegar a la presidencia, apenas un año, suma en su contra.
En tal sentido, Francisco Javier le hace un aclarando a Abel: «la campaña tiene sus «tiempos» y hay acciones que se deben realizar si o sí en determinados momentos; en otras palabras como dicen algunos expertos «el que posterga pierde ese momento de oportunidad que no vuelve». Palabra de sabio.