Redacción elDigital.com.do
Fray Antón de Montesinos, el primer defensor de los derechos humanos en América, desde su imponente escenario, en el Malecón de Santo Domingo, pareciera gritarnos «Quédense en casa», en lugar del Sermón de Adviento, que pronunciara en 1511, en defensa de los indios sometidos a crueles abusos por los españoles.
Hoy día, en República Dominicana «ya no hay indios», ¡por los menos eso creemos! Sin embargo, este fray español, representado en una enorme estatua, donada por el gobierno de México en 1983, pareciera también estar vigilante de los capitaleños ante las amenazas del covid-19.
La mascarilla blanca que porta paraliza, y nos recuerda a todos del comportamiento sin piedad que ha tenido el coronavirus en el país y el mundo. Fray Antón «sigiloso» vigilaba a familias, amigos y enamorados que en la tarde de este domingo salieron a botar el golpe, respirar aire puro o simplemente mirar la belleza de nuestro mar Caribe.
Algunos montaban bicicletas, otros caminaban, familias con perros cargados llegaban, otros sentados en las bancas conversaban, eran pocos, pero en más de uno de los casos las medidas de distanciamiento social no eran respetadas.
Otras familias, menos arriesgadas, paseaban a sus ya ansiosos hijos en el carro, por la avenida George Washington, solo conformes de ver el bello panorama, como si se tratara de un gran premio. Al llegar a casa, los niños lucían más relajados.