Petra Saviñón Ferreras
Como una saga maldita las muertes por metanol siguen esa secuencia que deja luto, huérfanos y desesperanza. Los efectos terribles igual incluyen ceguera y daños cerebrales.
El factor común en las víctimas son las limitaciones económicas y esa precariedad les lleva a consumir bebidas alcohólicas de bajo precio.
Sin embargo, no todos esos licores mezcla de metanol y quién sabe qué más son siempre baratos. Pues están los casos de rones y wikies de marcas establecidas y de costo medio cuyos envases son usados para embotellar sustancias tóxicas, para engañar.
Entre unos casos y otros está la lista de
Fallecidos, que debe mover a reflexión a los consumidores y a las autoridades a orientar, a enseñar a detectar, a diferenciar metanol de etanol y sobre todo a imponer sanciones.
Una de las características distintivas del metanol es su ausencia de olor, dicen médicos y representantes de licorerías y recomiendas colocar un poco en el dorso de la mano antes de tomar, dejar que seque y oler.
En todo caso, el punto más esencial es perseguir esas fábricas y actuar acorde con la ley, porque ya basta de tragedias.