La influencia de las raíces africanas es muy importante en la conformación de la cultura del pueblo dominicano. Un estudioso de esta temática ha sido Franklin Franco (Los negros, los mulatos y la nación dominicana, Editora Nacional, 1969), quien hace un análisis minucioso de la influencia de la población negra en el desarrollo de la conciencia nacional, condenando las raíces conservadoras del racismo y planteando que la lucha contra estos prejuicios debe continuar dentro del discurso cultural dominicano.
También Carlos Andújar (La presencia negra en Santo Domingo, Editorial Buho, 1997) e (Identidad cultural y religiosidad popular, Editorial Letra Gráfica, 2004) ofrece pormenorizados estudios etnográficos, antropológicos e históricos del proceso de las relaciones étnico-raciales de la República Dominicana, la influencia africana en su cultura y de la problemática de la identidad caribeña en general.
Otros intelectuales dominicanos como Fradique Lizardo, Dagoberto Tejeda, Josefina Miniño, Xiomarita Pérez, Soraya Aracena y Carlos Andújar, entre otros, han realizado estudios de alto valor sobre este aspecto en el campo de la cultura popular y el folclor.
Se debe mencionar también a Mariano Lebrón Saviñon (Historia de la Cultura Dominicana, Editorial Banco de Reservas de la República Dominicana, 2016), quien en la introducción de este texto se refiere a la poesía negra o afroantillana, y plantea que en Santo Domingo el negro aparece desde la época colonial integrado a la vida cultural, haciéndose sentir como autor de homilías y décimas y en el desarrollo de las danzas tradicionales.
Las artes plásticas dominicanas evolucionan con mayor dinamismo a partir de finales del siglo XIX, con la presencia de Alejandro Bonilla (1820-1901) y Luis Desangles (1861-1940); el segundo realizó su obra tanto en la República Dominicana como en Santiago de Cuba, ciudad donde fundó la Academia de Artes Plásticas “José Joaquín Tejada” en 1935.
Abelardo Rodríguez Urdaneta (1870-1933) se adentra ya en temas costumbristas de carácter nacional. Celeste Woss y Gil (1891-1985), con sus desnudos y temas de costumbres, promueve el gusto por lo criollo y lo propio, incorporando la belleza mestiza y negra en sus obras, con una visión naturalista y objetiva.
Con la llegada de artistas españoles refugiados tras la Guerra Civil como José Vela Zanetti (1913-1999), Antonio Prats Ventós (1925-1999), Josep Gausachs (1889-1959), Ángel Botello-Barros (1913-1986), Eugenio Fernández Granell (1912-2001) y Manolo Pascual (1903-1983), entre otros, se acelera el desarrollo de las artes plásticas dominicanas. Algunos de estos creadores como Antonio Prats Ventós (1925-1999), profundo admirador de las formas simbólicas y estilizadas de la escultura africana y de lo criollo local, impulsaron el gusto por la temática negra dentro de las artes plásticas nacionales.
De igual forma, la influencia del cubano Wifredo Lam (1902-1982) en su retorno a América, contribuyó a fomentar el gusto por esta temática en artistas como Gilberto Hernández Ortega (1924-1978). Otros importantes cultivadores del tema negro fueron Jaime Colson (1901-1975), Paul Giudicelli (1921-1965), Eligio Pichardo (1930-1984) y Adolfo Nadal Walcot (1945-1921).
Cabe mencionar ahora algunos estudios que tocan, dentro de un ámbito más general, la presencia de la temática negra en las artes plásticas dominicanas como son los realizados por Jeanette Miller (Historia de la Pintura Dominicana, Editorial del Banco de Reservas, 1979) e (Importancia del Contexto Histórico en el Desarrollo del Arte Dominicano.
Cronología del Arte Dominicano: 1844-2005, Programa de Publicaciones de la SECyt, 2006); Manuel Valldeperes (El Arte de nuestro Tiempo, Colección Pensamiento Dominicano, 1957); Darío Suro (Arte Dominicano, Publicaciones Ahora, 1969); Emilio Rodríguez Demorizi (Pintura y escultura en Santo Domingo, Librería Hispaniola Editora, 1972); Danilo de los Santos (Memoria de la pintura dominicana.
Convergencia de Generaciones. 1940-1950, Editorial Grupo León Jimenes, 2003) y (La Pintura en la Sociedad Dominicana, Editorial Universidad Católica Madre y Maestra, 1978).
Los estudios específicos que profundicen en el tratamiento de lo afrodominicano en las artes plásticas del país han sido muy escasos. Sin embargo, Jeanette Miller (Historia de la Pintura Dominicana, Impresora Amigos del Hogar, 1979) e (Importancia del contexto histórico en el desarrollo del arte dominicano. Cronología del Arte Dominicano. 1844-2005. Impresora Amigo del Hogar, 2006), se refiere con más detalle en estos textos al tema de la negritud en artistas como Jaime Colson, Gilberto Hernández Ortega y Paul Giudicelli. Danilo de los Santos (Memoria de la pintura dominicana, Lenguajes y tendencias, 1950-1960, Grupo León Jimenes, 2003) menciona el rechazo oficial del tema de la negritud en la Bienal de 1948, presentado por “veteranos y jóvenes pintores”.
Se han encontrado, además, algunos artículos publicados en la prensa periódica, conferencias sobre la vida y obras de artistas individuales, así como en un texto que toca la presencia de este tópico en la obra de los artistas españoles emigrados a República Dominicana en los momentos finales de la Guerra Civil Española (1936-1939).
La obra, Arte Dominicano: vibraciones de la historia, Santo Domingo, de la autoría de Rita María Pérez y Rafael Brea López, fue editada por FUNGLODE en el 2010 y en ella sus autores se refieren a las obras de Manolo Pascual (1902-1983) y José Gausach (1889-1959), citando los textos de Jeannette Miller y de Emilio Rodríguez Demorizi, antes referenciados.
La presencia del tema negro en las artes dominicanas es un aspecto que necesita ser profundizado por su alto nivel de pertinencia. Analizar la influencia de las raíces africanas en su arte en general y, en específico en las artes plásticas, será de gran ayuda para contribuir al logro de un enfoque más riguroso e imparcial del verdadero valor de lo negro dentro del arte y la cultura de nuestra nación y permitirá obtener una visión más amplia e integradora de los elementos que conforman su cultura artística.