Petra Saviñón Ferreras
Aunque los medios virtuales dominicanos que picaron alante con la noticia de la destitución del canciller haitiano Claude Joseph limitádonse a copiar tal cual un texto que relegaba esta relevante información, el impacto fue tal que ‘diunavé’ los ‘redesnautas’ (término sugerido por mi compañero Emilio Guzmán) la convirtieron en tendencia.
La remoción fue grande en el gabinete presidencial, es cierto pero a este país le interesa por sobre los otros funcionarios el joven y locuaz diplomático. Por eso asombra el lugar dado a esa parte en las páginas virtuales, pese a que el título inicia con la cancelación.
«Mucho duró», dirán los sureños, «e´ que ya jaitaba», escucharán proclamar a los del cibao,» ej que ese hombre ej loco», soltará alguno allá en el este y así en cada rincón la noticia crea reacciones, porque tan bien y «to la gente no jode tanto» (dígole yo que soy sureña).
El ministro de Relaciones Exteriores es el jefe de la diplomacia, tiene la función de mantener la concordia entre su país y otras naciones y de sortear con elegancia situaciones difíciles. Sin embargo, parece que este leyó al revés esas disposiciones.
Solo esto explica sus salidas absurdas, inopinadas que ponían en juego las relaciones entre dos estados tan chiquitos y que comparten una isla tan variopinta.
Es que hay que oír y leer cosas, pues Claude Joseph convirtió las redes sociales en su espacio de catarsis y de manera nada elegante y sí ofensiva ripostaba al gobierno sus acciones.
Claro, diplomacia no significa dejarse echar aquella sustancia marrón encima. Nooo, es refutar con mesura las desavenencias y esto debería saberlo este joven que estudió en Francia, cuna del refinamiento.
Pero ah, caray, qué contraste entre su manejo y su curriculum.
¿Y ahora, señor excanciller seguirá usted con más bríos la despotricadera? (licencia para usar este término que me parece apropiado, ombe).
Sí, este artículo ha estado hoy muy coloquial, a la altura del desvinculado, digo, botado ministro.